Qué risa da escuchar a un muy serio presidente del Senado, electo por el PRIAN, Diego Fernández de Cevallos (de gran romance según los chismes) o al pobre Felipe Calderón (se le creía más inteligente) decir que ni el Ejecutivo puede hacer nada con los jueces para detener el posible desafuero del Jefe de Gobierno del D.F.
Por principio de cuentas, cansado es repetir algo que todos sabemos: Fue Fox el autor intelectual (aunque no mucho) de la chicana para quitar al “Peje” del camino de su Marta, de modo que con sólo dar la orden al Eximidor General de Panistas de la República de retraerse, ya hubiera podido arreglar el asunto si hubiera reflexionado, si estuviera arrepentido y no quisiera buscarle más cebollas para llorar a este país que no sabe gobernar pa’delante, aunque sí p’atrás.
Pero si todo esto es cierto dentro de la increíble mediocridad a la que Fox ha llevado a la política mexicana, hay que entender que en las democracias de pacotilla como es la nuestra, la división de poderes sine qua non es imposible mencionar siquiera la palabra “democracia”, es una soberana farsa como lo evidencia Mariano Azuela, el amanerado presidente del Suprema Corte al que ya no lo salva ni el apellido.
Es cierto que el Ejecutivo no ha podido ya, gracias al sistema partidario, apoderarse de todo el Poder Legislativo como en tiempos del PRI y tiene en él un contrapeso. Pero el Poder Judicial es otra cosa. Sabido es que se trata de un comercio de tres bandas. Mientras sean los presidentes los que nombren -o “nominen”- a los jueces así el Congreso tenga la última palabra, nadie puede creer cien por cien ciento en un juez mexicano, ni en el más ínfimo y comprable, pero tampoco en los que en las alturas están pensados para emitir juicios sobre las grandes cuestiones políticas aunque paradójicamente la política les esté vedada a los magistrados.
La actual Corte proviene de Zedillo
Él resumió la Corte a 21 ministros y dejó durante un mes a México sin ella mientras arreglaba a la que le convenía. Fue su primerísima preocupación: surtirse de ministros y ministras que no molestaran ni siquiera su hoy realizado plan canalla de privar al país de un sistema bancario propio.
Ser dueño de los jueces es el primer mandamiento de cualquier presidente global en nuestras magníficas democracias americanas, ésta y la de junto.
Fue un viejo juez gringo de extrema derecha el que impuso al mundo a Hitler Bush
Cuando en 2000 el candidato demócrata Gore había ya ganado por mayoría de votos, (victoria que defendió con el mismo desgano que aquí Cárdenas en 1988), tuvo la Suprema Corte de USA que intervenir al denunciarse el fraude electoral que en Florida le permitió a W el brother gobernador.
El equipo de los Bush canceló el voto de cientos de ciudadanos negros con el más cínico racismo y fue el presidente de la Suprema Corte el que zanjó las diferencias en pro de Bush. Por cierto, Michael Moore denuncia en su famoso documental Fahrenheit-9-11, que ningún senador gringo del partido que fuera quiso escuchar a los muchos valientes negros que demostraban con sus testimonios el megafraude que fue la elección.
Y de paso informa también que sólo el hijo de un solo senador fue enviado a combatir en la guerra bushiana de Irak. Hoy también Bush tiene varios jueces a su servicio, empezando por su adorado Antonin Scalia, del mismo origen que la Mafia, un derechista rabioso, que nombró Reagan ministro en 1986, que naturalmente ayudó mucho al fraude electoral 2000 y otras cosillas que se permite el presidente de la ex democracia llamada USA. Con este juez va a cazar patos.. Otro de sus fans en la Corte es también un radical de derecha Clarence Thomas.
Es muy probable que gane Bush
El que según recientes encuestas es especialmente detestado en tres países: Francia, Alemania y México, en donde el 90 por ciento de encuestados dijo detestarlo, lo que habla bien de la salud mental y moral de los mexicanos, Pero claro los hay también que lo quieren, como los del ITAM, Fox y Marta, la iglesia, siguiendo el axioma: “Mientras más religioso es un país, menos tendencia tiene a ver la pena de muerte como un acto inmoral” y menos todavía a juzgar indignante destruir países por decisión personal. Sí, por desgracia es probable que gane W y es que además de la ignara y ciega masa gringa que no entiende que con el Patriot Act, la disminución de las garantías individuales por razones de “terrorismo”, su país ha pasado al fascismo más claro, Bush le ha reducido a sus amigos billonarios los impuestos a grados impresionantes: dos mil 600 miles de millones de dólares, la más fuerte reducción de impuestos de toda la UShistoria, lo que conducirá al país a la peor crisis económica en un futuro próximo, pero no tanto como el dos de noviembre. Con el apoyo de los más ricos y de los más ignorantes W tiene la fórmula perfecta para la victoria en un país mayoritariamente desinformado e inmoral.
Y para acabar de fastidiar las posibilidades de recuperar la democracia, el tibio candidato demócrata Kerry, pertenece a la misma siniestra derechista fraternidad estudiantil de la universidad de Yale, Huesos y Calaveras, caldo de los Bush. Por eso apenas y se atrevió en la Universidad de New York a hablar de “una guerra sin fin” en Irak y de “colosales errores de juicio”.
Da la impresión de ser un segundo Gore. En fin ojalá los signos actuales cambien, pues como bien dicen en Francia (en donde la situación recuerda el ascenso de Hitler): “Para Estados Unidos, para el mundo y para nosotros, la reelección de Bush sería una catástrofe”.
www.manu-dornbierer.com.mx