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Los Leones Presentes / ¡Una historia...!

Jorge Romero Montañés

Les platico de una pareja de novios que se conoció hace algunos años. En ese tiempo estudiantes. Todo era felicidad, puesto que vivían el uno para el otro. El tiempo pasó y con ellos los años, los besos y caricias pasaron a segundo grado. Pero un día ella dijo a su amado estoy embarazada, a partir de ese momento empezaron las preocupaciones, puesto que ambos eran muy jóvenes. ¿Cómo podrían enfrentarse a la realidad a sus padres, cómo decirles lo que estaba pasando? ¿Qué iba a suceder?, desesperados y al mismo tiempo asustados no les quedó más remedio que recurrir a sus amigos y uno de ellos les recomendó que acudieran con una comadrona, para que abortara a ese ser, que traía ella en sus entrañas. Y así pasaron las cosas por lo que todo continuó igual. ?Tal vez la misma inmadurez de la pareja, hizo que cometieran esa estupidez?. Han pasado los años y hoy me entero que aquella relación terminó. Me pongo a pensar qué fue de esos años, en que decían cuánto se amaban y que habían nacido el uno para el otro. Los dos casados y cada uno por su lado, recordando tal vez aquellos momentos en que ambos se decían, te amo tanto que por ti perdería la vida. ¿Crees tú eso? Mi consejo a los jóvenes ámense quiéranse pero ante todo respeten su integridad. Al fin y al cabo que tienen muchos años por delante para complementar su felicidad. Feliz Día de San Valentín.

¡Realidad...! Un día de invierno, de esos fríos y lluviosos todo estaba en silencio, sólo solía silbar el viento y caer las gotas una a una en el suelo. Yo miraba el cielo mis hermanos estaban junto al bracero dentro de la casa; mi madre había salido a conseguir algo de alimento, ya que mi padre no estaba con nosotros ese tiempo, y hoy que llueve viene hacia mi mente como un recuerdo. Ese día, caía la lluvia en esa casa que no era más que una pieza cubierta de cartones y de hules de distintos tamaños, los cuales estaban colocados tratando de sostener y aguantar la fuerza del viento; el agua caía y se metía por todos los rincones, el piso se deshacía bajo mis pies y los de mis hermanos, ellos se subían a un cajón a mirar por la ventana por si mi madre venía con lo que fuera entre sus manos; al fin llegó, traía en una bolsa unos panes y dos huevos, los cocinó y de inmediato nos lo dio. Estábamos muy contentos porque ya nos encontrábamos todos juntos. Al llegar la tarde ya no llovía, se reflejaba el sol débil y escaso en la calle donde vivía. A lo lejos se veía la gente, yo salí y fui a ver qué eran. Había varios vehículos con gente bonita y bien abrigada que traía muchas cosas, yo me fui acercando tímidamente poco a poco, había realmente mucha gente rodeándolos, apenas podía ver, saltaba, me pisaban y empujaban, me alejé retrocediendo poco a poco, de pronto sentí que alguien me tomaba de la mano muy suave, miré con susto y vi que era una dama, me sonrió, no la conocía, por lo que tuve temor, sin embargo, ella se inclinó y algo dijo; no la oí de inmediato pues pensé que no me hablaba a mí ¿cómo te llamas?, yo como niño asustado y avergonzado balbuceé y dije mi nombre, ella me miraba de arriba abajo y me acarició, ven, dijo, y sin soltarme la mano me condujo hasta uno de los autos, llamó a sus compañeras y por mi madre esta vez preguntó, no supe qué contestar, sabía que estaba en casa y no quería que la vieran, ni a mis hermanos ni mi casa. Eran personas muy bonitas, sus rostros tenían definidos colores, una de ellas me llevó hasta una llave que había por ahí, sacó mis ropas sucias y delgadas ya sin color y lavó mis manos, cara y pies y algo más me llevó esta vez en sus brazos hasta el auto, yo no quise mirar ni hablar, no sabía qué decir, tampoco qué iba a ser de mí. Tomó una de las bolsas que traía en el auto y sacó de ellas unas ropas y me las puso, calcetines y zapatos ahora cubrían mi cuerpo y mis pies, encima de todo me puso una chaqueta bien abrigada y todavía me regaló dos bolsas con ropa, y me dijo ve a casa y lleva esto a tu madre. Caminando medio confuso miraba hacia atrás a esa gente que regalaba cosas a todos los vecinos, llegué a mi casa corriendo de alegría, avisé a mi mamá que Dios estaba regalando cosas, ella me miró con cara de pena al verme llegar, sería por verme hermoso o por lo que nunca ella me pudo dar, salió medio desorientada que alcanzó a cerrar bien la puerta, al rato regresó con varias cosas en las que incluía una despensa, ropas de abrigo y zapatos para mis hermanos, y otras cosas más para pasar el invierno. Mi mamá ya no lloraba, sonreía y nos acariciaba. Fue todo una semana de sol, sería por esos ángeles que llegaron a calmar la pena de mi gente y mis vecinos de ver el suelo el deshacerse bajo nuestros pies ahora abrigados. Pasaron los años, ahora soy un adulto, es una tarde de lluvia y muchos ventarrones, veo en las noticias las desgracias que causa el mal tiempo y declaran a la ciudad como zona de desastre; ya no vivo en el mismo lugar donde hace algunos años pasé mi infancia ni mis hermanos ni mi madre. Hoy con un grupo de compañeros leones salimos en varios vehículos, para ayudar a esa gente que sufre de las inclemencias del tiempo, vamos con las donaciones que logramos reunir; al bajar cual va siendo mi sorpresa, al ver esa llave que aún se encuentra en el mismo lugar donde fui lavado en mi niñez, por una dama, hoy compañera leona. Además qué sería de mi gente, a las que debía ayudar y entregar un momento de alegría y buen pasar. A lo lejos veo un niño descalzo viniendo a mí y me veo en él, acercándose con la misma curiosidad y timidez que yo vivía hace algunos años atrás.

Este próximo sábado arribarán los médicos del grupo VOSH, Voluntariado Optometrista Servicios a la Humanidad, de los Estados Unidos de Norteamérica. A nuestra ciudad, se espera una delegación de 20 optometristas que vienen a brindar servicio a nuestra comunidad. Este año se espera dar atención a más de 2,500 personas que tienen algún problema con su vista y necesitan lentes. La campaña dará inicio a partir del lunes 16 hasta el viernes 20. En las instalaciones del Club de Leones de Gómez Palacio, A.C. ?Pensamiento Leonístico?. No existe mayor satisfacción, cuando damos algo de uno mismo. ?Nosotros Servimos?.

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