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Los Leones Presentes

Jorge Romero Montañés

¡Esta historia te pondrá a reflexionar y te hará llorar...! Tal vez mañana alguien nos recuerde como a la maestra Leticia. Ésta es la historia de una maestra, su nombre Leticia. Cuando se paró frente a sus alumnos de 5° grado el primer día de clases, les dijo una mentira. Miró a todos sus alumnos y comentó: ?Los quiero a todos por igual?. Pero eso era imposible, porque allí sentado en la última fila había un niño pequeño llamado Eduardo. La maestra había observado a Eduardo el año anterior y había notado que no jugaba bien con los otros niños, que sus ropas eran desaliñadas y que constantemente necesitaba un baño. Por lo que realmente ese niño podía ser desagradable. Llego el punto donde la maestra Leticia, disfrutaba marcando sus trabajos con un crayón rojo, poniendo tachas gruesas, en el margen superior de sus trabajos. Esos días en la escuela le solicitaron a la maestra, que revisara los registros anuales de los niños y pospuso el de Eduardo para el final.

Sin embargo, cuando revisó el archivo de Armando, le esperaba una gran sorpresa. La maestra de primer grado de Eduardo había escrito: ?Eduardo es un niño brillante, con risa fácil, hace su trabajo con facilidad y tiene buenos modales... es un placer tenerlo cerca?. Su maestra de segundo grado había escrito: ?Eduardo es un alumno excelente, muy querido por sus compañeros, pero está preocupado porque su madre tiene una enfermedad terminal y su vida en su casa debe ser una lucha constante?. Su maestra de tercer grado había escrito: ?La muerte de su madre ha sido un golpe duro para Eduardo. Trata de hacer lo mejor, pero su padre no muestra mucho interés y la vida en su hogar pronto lo afectará si no cambian las cosas?. La maestra de cuarto grado de Eduardo escribió: ?Eduardo es retraído, no muestra mucho interés en la escuela, no tiene muchos amigos y a veces se duerme en clase?.

La Maestra Leticia se dio cuenta del problema y se sentía terriblemente avergonzada. Se sintió peor cuando sus alumnos le trajeron regalos de Navidad envueltos en papeles brillantes y con hermosos moños, excepto Eduardo. Su regalo estaba envuelto en papel marrón que había obtenido de una bolsa de almacén. La Maestra Leticia se esforzó por abrirlo en medio de los otros regalos. Algunos de los niños comenzaron a reír cuando ella sacó una pulsera a la que le faltaban algunas piedras y una botella que tenía un cuarto de perfume. Pero ella frenó las risas de los otros niños cuando exclamó lo hermosa que era la pulsera y cuando se puso un poco de perfume en las muñecas. Eduardo se quedó después de terminar la clase para decirle: ?Maestra Leticia, hoy usted traía el mismo aroma igual que mi mamá?. Cuando todos los niños se fueron, la maestra Leticia lloró por lo menos una hora. Este mismo día dejó de enseñar simplemente lectura, escritura y aritmética y comenzó a enseñar a niños.

Prestó especial atención a Eduardo, mientras trabajaba con él la mente del niño parecía volver a la vida. Más lo alentaba, más rápido respondía. Para el final del año, Eduardo se había convertido en uno de los niños más listos de la clase a pesar de que ella había dicho que los quería a todos por igual, Eduardo se había convertido en su preferido. Un año más tarde, la maestra Leticia encontró una nota debajo de su puerta, en la que Eduardo, le decía que ella era la mejor maestra que él había tenido en toda su vida. Pasaron los años antes de que recibiera otra nota de Eduardo. Le decía que había terminado la secundaria y preparatoria, que había sido el segundo en su clase y que ella seguía siendo la mejor maestra que él había tenido. Cuatro años más tarde, recibió otra carta diciendo que aunque las cosas habían sido muy duras, había logrado permanecer en la Universidad y que pronto se graduaría con todos los honores. Le aseguraba que ella era aún la mejor maestra que él había tenido en toda su vida.

Después pasaron otros tres años y llegó otra carta, le explicaba que después de haber recibido su título, había decidido ir un poco más lejos. Le decía que ella era su maestra preferida y la mejor que había tenido. Ahora su nombre era un poco más largo; la carta estaba firmada: Por el Licenciado Eduardo. La historia no termina allí, hubo otra donde, Eduardo le decía que había conocido una chica y que se iba a casar. Le contaba que su padre había muerto hacía dos años y que se preguntaba si ella aceptaría ser su madrina de casamiento. Por supuesto la maestra aceptó y ¿adivinen qué? Usó aquella pulsera, a la que le faltaban las piedras y se aseguró de usar el perfume que Eduardo le había regalado la Navidad en que estuvieron juntos. Se abrazaron y el Licenciado Eduardo susurró en el oído de la maestra Leticia: ?Gracias por creer en mí, muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que podía ser diferente?. La maestra Leticia, a su vez, le susurró: ?Eduardo, estás equivocado. Tú me mostraste que yo podía ser diferente. No sabía enseñar hasta que te encontré?. Traducido a lo más profundo ?No sabía amar hasta que te encontré?, pues sólo amaba lo bello que exteriormente veía en los demás pero aprendiendo a valorar el interior fue que realmente aprendí a amar.

Continúa el programa de operación de cataratas, por parte del Club de Leones de Torreón, Nous A.C. 236 operaciones se han practicado desde principios del año pasado. Las personas con este problema, que demuestren ser de bajos recursos (Previo estudio socio económico) pueden acudir al banco de lentes que está ubicado en las instalaciones del DIF, con la doctora Ma. Rosa del Valle. Todos los miércoles de diez a 12 de la mañana. Blvd. Independencia número 2232 Pte. de esta ciudad.

Por otra parte el Club de Leones de Gómez Palacio, durante los días 29, 30 de abril y 1º. de mayo del año en curso, será anfitrión para llevar a cabo los trabajos de la LVIII Convención de Distrito B-2, la cual se denominará de la Amistad, Unidad y Servicio, en donde participarán los Clubes que comprende el Distrito B2; correspondiendo a los Estados de Chihuahua, Zacatecas, Durango y parte de la Región Lagunera, misma que estará bajo la coordinación de los CC. LL. Alfonso Amador Salazar, Hugo Leonel Ramírez Muñiz y Antonio Monárrez López.

?Pensamiento Leonístico?. En el Leonismo no existen fronteras, razas, o credos, sólo el servicio humanitario. ?Nosotros Servimos?.

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