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Los niños

Emilio Herrera

Muchos son los que dicen que el mundo se va a acabar, pero cuando usted llega a un crucero y ve a unos niños vendiendo chicles o listos para ensuciarle el carro, aunque lo que intenten sea limpiarlo y a otros, que son los más, extendiendo hacia usted la palma de su mano abierta en petición de unas monedas, se da cuenta que el hombre ha nacido dotado para sobrevivir por él mismo desde su más tierna edad, con loba como Rómulo y Remo, o sin loba, si es necesario, por lo que eso de acabarse el mundo y menos poco a poco, está más verde que el “Niño Verde”, a menos que un fenómeno natural y mundial se sincronice para ocurrir al mismo tiempo en todo el mundo y venga y nos arrase totalmente o nos entierre de manera parecida al entierro de Pompeya por el Vesubio.

No soy tan optimista como los que constantemente dicen que la juventud de México es su salvación, pero sí creo que su niñez es la garantía de que México durará hasta que nazcan sus salvadores, esos hombres que esperamos para que nos inviten a recordar nuestros viejos valores y a ejercerlos, particularmente el patriotismo que sin darnos cuenta (no puede ser de otra manera) vamos perdiendo de arriba abajo; esos hombres capaces de los planes a largo plazo que no nos llevan a ninguna parte y se ocupen de proyectar a corto plazo. En México debemos planear a menos de un sexenio, digo, a uno, dos o tres años, de tal manera que podamos verificar oportunamente si caminamos o no.

Nuestras esperanzas de progreso, que a partir de Echeverría se han ido alejando cada vez más, necesitan tiempo y ese tiempo tan necesario para recobrarnos, para volver a estar libres de esas deudas que por millones de millones nos ahogan, los únicos que se lo pueden garantizar a México son los niños, contra quienes últimamente, además de los enemigos que ya tenían ha salido la pastilla del segundo día.

Como dije arriba, de una manera o de otra ellos sobreviven por sí mismos en cuanto pueden caminar, pero a los Gobiernos les corresponde darles instrucción por mínima que sea, porque cada día que pasa las necesidades que de ella tendrán son mayores. La televisión que pudiera ser una aula gigantesca para ellos (con un par de horas diarias tendrían), en nuestro país no puede ser porque es comercial y la oficial no ha caído en ello.

A pesar de todo, México sigue creciendo. Lo vemos en Torreón que, el año pasado creció y sigue creciendo enormemente. Todo ese crecimiento va a necesitar mano de obra y ocuparla mañana es lo menos que pueden hacer los hombres que han triunfado económicamente en la vida. Seguir triunfando es su derecho y también su obligación y la de sus hijos, a quienes deben enseñar a hacerlo para que todos los niños a quienes su destino colocó dentro del grupo de los que sólo se tienen a sí mismos puedan mañana tener en qué ocupar sus manos. Esa es una de las cosas que mientras se desarrollaban no olvidaban nuestros vecinos del norte en sus constantes proyectos.

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