Vino al mundo en Cuauhtémoc, Durango, el 18 de junio de 1946, y seis años después, allí mismo, en la escuela del mismo nombre estudió hasta el tercer año su escuela primaria.
Tiempo después Laurentino Mireles Martínez, su señor padre, agricultor y comerciante, pensando, particularmente, en el porvenir de sus hijos, decidió cambiar la residencia de su tribu a Gómez Palacio, Durango, y ya instalados en la ciudad vecina, él y su esposa Patricia Estens Barrera de Mireles, se dedicaron a buscar escuelas para sus hijos: Erasmo, Efrén, Arturo, Beatriz, Dolores, Adelina y Eduardo. Efrén fue inscrito en el Colegio Torreón de esta ciudad, cuando dicho colegio estaba donde hoy está el Museo del Torreoncito. Circunstancias especiales ?papeles y esas cosas? lo obligan a volver a Cuauhtémoc para cursar su quinto año con el profesor Martín, pero termina su primaria haciendo el sexto en la 18 de Marzo de Gómez Palacio con la profesora Alicia Espinoza de García de quien guarda un excelente recuerdo.
La secundaria y la preparatoria las hizo en la Escuela Venustiano Carranza, pues para entonces su familia ya vivía en Torreón, a la altura del parque del mismo nombre, pero más al norte, de modo que a diario tenía que atravesarlo hasta cuatro veces al día, pues en aquellos tiempos de principios de los sesentas las actividades diarias todavía se dividían en mañana y tarde, entrando en las mañanas a las siete, terminando a la una y media, y en las tardes a las tres para salir a las seis y media. De aquel entonces recuerda con afecto a sus profesores Abel Valadés, Raymundo de la Cruz, Carlos Montfort, Edmundo Flores Aréchiga, Camarillo y Fuentes Pérez.
Al terminar su preparatoria decide estudiar la carrera de Economía en la UNAM, para lo cual se va a vivir a la Ciudad de México. Allá sus maestros fueron: El Dr. Edmundo Flores, el Lic. Raúl Salinas Lozano, la Lic. Elena Sandoval, la Lic. Ifigenia Martínez, y el Lic. Luis Calderón.
Coincidentemente su señor padre decide abrir una sucursal de su negocio comercial en la Ciudad de México, de la cual se hizo cargo su hermano Erasmo, y ya no estuvo abandonado. Él, por su parte, en 1964, al cumplir los 18 años y siendo todavía estudiante, se inscribe en el PRI. De entonces al 67, sin dejar de estudiar trabaja en el Departamento de Cartera y Cambios en el Banco de Comercio, S. A. de la capital.
A partir de 1966 siente la atracción del periodismo y se inicia colaborando con el periódico Presente de Cuernavaca, Morelos, para el que escribe durante cinco años la columna semanal Amanecer; fue, también, colaborador articulista de la revista capitalina Sucesos, entre otras.
Una vez graduado y vuelto a Torreón, aquí se dedicó a las actividades comerciales y docentes. Ya en la capital de la república y todavía como estudiante había dado clases en la Escuela Preparatoria Popular sobre Problemas Económicos de México. En 1970 termina su carrera y se regresa a Torreón. Tiene 24 años y ha comenzado a producir.
En 1971 aquí fue profesor de Geografía Económica en la Preparatoria Venustiano Carranza, misma materia que dictó dos años después en el Colegio La Paz y durante la misma época, pero de noche, en la Preparatoria Federal Nocturna.
Su carrera de Economía le facilitó la relación con la Administración Municipal de varios Ayuntamientos. En los años 71/72 fue Subjefe del Departamento de Estudios Especiales; Director de Seguridad Pública y Jefe del Departamento Técnico de Auto Transporte y Vialidad los años 85 y 86; Tesorero Municipal del 88 al 90 y Asesor de la Presidencia del 94 al 95.
En 1972 contrajo matrimonio con Ernestina Castillo de Mireles, con quien ha procreado cuatro hijas: Tutzy Cecilia, Nucy Eugenia, Tunie Laura y Ercel Cristina.
En cuanto a sus actividades empresariales, del 68 al 70 fue Gerente de Productos Avícolas de México, S. A. en México, D. F., del 71 al 99 Gerente y Socio de Impulsora Comercial de Torreón, S. A., en esta ciudad; del 78 al 85, Gerente y Propietario de Distribuidora de Colchones, que operó, además, en Chihuahua, Durango y Ciudad Juárez; y del 96 al 99, director y socio de Autofinanciamiento del Norte, S. A.
También ha colaborado con la Administración Pública Estatal, y del 73 al 75 fue Jefe de Ingresos en la Recaudación Regional de Rentas de Torreón y Auxiliar del Secretario de Gobierno en la Secretaría General de Gobierno.
Su colaboración con la Administración Pública Federal del 76 al 87 le ha llevado a actuar como Delegado del Instituto Mexicano de Comercio Exterior en la Comarca Lagunera y Administrador del Aeropuerto de Torreón.
De los buenos recuerdos que guarda como funcionario público uno es el haber entregado en 1990 la Tesorería Municipal sin deuda pública, con un mes de servicio médico en el ISSTE para los trabajadores pagado por adelantado y con saldos en bancos y en caja; y dos, haber comprado, autorizado por el Presidente Municipal Heriberto Ramos Salas, y con la intermediación del Lic. Raúl Garza Medellín, sobrino nieto de la propietaria que vivía en Saltillo, la Casa del Cerro y su terreno colindante y las bodegas. Efrén Mireles, acompañado del licenciado Garza Medellín y el doctor Terán Lira, en dos viajes cerraron el trato en la cantidad de sesenta mil pesos, que se pagaron entregando veinte mil pesos cuando firmaron el compromiso en Saltillo ante el Notario Onésimo Flores y cuarenta mil al escriturar en Torreón con el Notario José Ortiz Barroso.
Otro de los buenos recuerdos que Efrén Mireles guarda en su corazón es su gestión como presidente del Patronato del Bosque Venustiano Carranza, para lo cual contó con el apoyo de todos los habitantes de la ciudad. Logró hacer de un lugar sucio e inseguro, que si bien era visitado por deportistas también lo era por vagos y malvivientes, un espacio limpio, seguro, visitado por familias, lo cual fue debido a la vigilancia intensiva durante las 24 horas del día, incluida la policía montada.
El intenso trabajo de jardinería, así como el cambio de todas las entradas hizo que el cambio fuera muy notorio. El parque en esos momentos se volvió familiar, a lo que también contribuyó mucho la celebración de las fiestas de primavera, con juegos mecánicos y otros atractivos, eventos criticados por algunos, pero visitados y disfrutados por aproximadamente cincuenta mil personas en una semana.
La labor de Efrén Mireles en el bosque se inició bajo la administración municipal del Lic. Manlio Gómez Uranga, cuando siendo Efrén su colaborador al frente del primer Departamento de Transporte y Vialidad que tuvo el Municipio de Torreón, le renunció para asumir la administración del Aeropuerto de Torreón y convinieron en que seguiría colaborando con su administración atendiendo el Bosque Venustiano Carranza al cual Efrén Mireles le tiene un particular afecto, acaso por las cuatro veces que de estudiante lo atravesaba cada día.
El Patronato del Parque le solicitó al Lic. Gómez Uranga que les pagara la primera puerta, para usarla como muestra, haciéndoles la de la avenida Juárez y Calzada Cuauhtémoc, cuya colocación les facilitó entre los laguneros amantes de su ciudad y con posibilidades económicas las otras siete: entre los patrocinados pueden citarse los transportistas, federales, Peñoles, la empresa de boliche vecina, los concesionarios de los juegos mecánicos y otras altruistas fuentes que le brindaron todo su apoyo al inquieto economista, el cual de su propio peculio pagó una de ellas, la que está, precisamente, frente a su escuela Venustiano Carranza.
Puede decirse, pues, que Efrén Mireles se preparó durante toda su época de estudiante para poder contribuir en su momento con su saber, dedicación y amor a Torreón a darle cierta segura estabilidad, cuidando sus intereses, lo mismo que a hacer más hermoso y disfrutable el Parque Venustiano Carranza que, a diario recibe a los deportistas, y domingo a domingo, a las familias que lo visitan y gozan de su aire puro, pues quienes le han sucedido como responsables de su cuidado, han seguido su ejemplo.
Como se decía al principio, Efrén Mireles Estens no nació aquí, pero, desde que eligió a Torreón para vivir su vida y la de los suyos, amó con pasión al parque Venustiano Carranza y lo embelleció y cuidó para disfrute de aquéllos para quien fue hecho. Y eso le convierte en uno de LOS NUESTROS.