Hace medio siglo, aparentemente de súbito, los jóvenes de nuestra ciudad se enamoraron de la idea de servirla. Pero, desde los 20 todo venía cambiando. En los 30, sus padres, ya estaban totalmente metidos en la experiencia de los clubes Rotarios y de Leones, y en sus hogares, seguramente en las sobremesas o pláticas familiares nocturnas el tema constante sería el de las satisfacciones que proporciona el servir al prójimo y aún a la propia ciudad.
La fama de la poetisa chilena Gabriela Mistral estaba en su apogeo, y para entonces ya había escrito El Placer de Servir y muchos lo habían leído. Era aquello que dice: ?Toda la naturaleza es un anhelo de servicio. Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco. Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú, donde hay un error que enmendar, enmiéndalo tú, donde hay un esfuerzo que todos esquiven, acéptalo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino, el odio entre corazones y las dificultades del problema. Hay alegría de ser sano y de ser justo, pero hay sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir. ¡¡¡¡Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho, si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender!!!! ¡¡¡¡Qué no te llamen los trabajos fáciles!!!! ¡¡¡¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!!!! Pero no caigas en el error de creer que sólo se hace mérito con los grandes trabajos, hay pequeños servicios que son buenos servicios. Aquél es el que critica. Éste es el que destruye. Sé tú el que sirve... El servir no es faena sólo de seres inferiores, a Dios que da el fruto y a la luz que sirve pudiera llamársele así: El que sirve... y tiene sus ojos fijos en nuestras manos, nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿Al árbol, a tu amigo, a tus padres, a tus semejantes? ¿A quién??.
Y ésta era la preocupación de los mayores en aquel medio siglo en nuestra ciudad. Preocupación que, por sí misma, se fue metiendo poco a poco en el corazón de todos los jóvenes de entonces, unos por el ejemplo recibido de sus mayores, y otros porque sí, porque servir al prójimo, al desamparado, a la ciudad misma se convertía en una necesidad que flotaba en el ambiente de Torreón y la juventud de entonces quería integrarse a ese esfuerzo cuanto antes.
Pero, era, también, una preocupación continental. Quienes visitaban Norteamérica y veían trabajar esta idea de servicio, se entusiasmaban y, así a los clubes de servicio mayores, los Rotarios, los Leones, un día fueron surgiendo los clubes juveniles, cada uno de los cuales ha hecho en su momento obras muy importantes para nuestra ciudad.
La juventud necesitaba líderes que tenían que surgir sin antecedentes, al menos en nuestro medio, pero que fueron apareciendo según las mismas necesidades los hacían urgentes.
En el 43 surgió la Cámara Junior. Fue un primer intento, una cruzada que pudo intentarse gracias a diversas generaciones recientes de ex alumnos de la Escuela Comercial que en este movimiento vieron la posibilidad de relacionarse más rápidamente con la iniciativa privada y que, en cierta forma, fue la precursora con todas las fallas y los errores que la falta de referencias próximas debilitaban, pero que, con su interés, demostraban su amor por su solar nativo.
Once años después, en 1954 aparecería Guillermo (Memo) Cantú Charles que se venía distinguiendo como un brillante organizador de negocios, y a quien su jefe y amigo, el señor Jack Fleishman, con quien colaboraba en Tampico, le venía comunicando con mucho entusiasmo del éxito que venían logrando los grupos juveniles de servicio en Norteamérica, y estando pronto a regresarse a Torreón, su tierra, le instaba a que provocara un movimiento de esta naturaleza en esta comarca.
Para 1955 ya estaba aquí con ideas muy firmes acerca de lo que quería proponer a sus primeros invitados entre los que se encontraban Ismael Humberto Fayad Chaín, Óscar Quezada, Raimundo Jaik, Reinaldo Ricalde Ramírez. El ideal era servir, pero, también, y acaso sobre todo, conjuntar a una serie de jóvenes triunfadores en sus carreras o en sus negocios familiares o propios, cuyo primer nexo que les uniera fuera ese sentimiento victorioso que les diera la seguridad de alcanzar la realización de cualquier proyecto que se propusieran. Si a ello se añade que la edad de los que allí iban a conjuntar sus vidas eran sus mejores diez años, es decir, cuando ya el candor se ha dejado atrás, de los veinte a los treinta, cuando la ambición desmedida espera a sus víctimas, y agregamos que su economía era en cierta forma parecida en cada uno de ellos, nos damos cuenta de por qué este grupo de los ?20/30? dejó una huella tan brillante y perdurable en Torreón.
Esto les puso, también, desde el principio, en contacto con lo mejor de nuestra sociedad, de tal manera que cuando se vinieron sus primeras campañas, la del combate a la polio, por ejemplo, para la que se necesitaba una bomba de cobalto, que costaba un dineral, todos se miraban unos a otros, pero, Memo Cantú que ya desde entonces era una fiera, le dijo a Fayad ?Vamos a entrarle?. Y le entraron, ¡pero, cómo no!, previa autorización de su Asamblea. Y se aventaron a su primera campaña financiera, organizándola con profesionalismo, más que nada porque su credo era: ?La juventud para ser servida, debe servir?.
Buscaron tres señorones, tres personalidades prominentes de la ciudad para tomar tres decisiones. Y nombraron a Enrique González Valles, a Donaldo Ramos Clamont y a doña Quinita Herrera Franco para la división femenil, gente muy entusiasta toda.
A todos ellos se les explicó cómo iba a ser la campaña, y lo que de ellos se esperaba; es decir, que consiguieran dos o tres colaboradores más, y estos otros tantos, y así hasta contar con cien gentes dispuestas a absorber en la reunión correspondiente las tarjetas de los posibles donantes, cinco cuando menos cada uno, porque la meta era conseguir cien mil pesos, que en aquellos tiempos era un titipuchal de dinero.
Y así, a grandes rasgos fue como comenzaron con esto los ?20/30?. El apoyo de los medios de comunicación fue muy importante, El Siglo de Torreón, por ejemplo, al día siguiente de aquella reunión sacó la noticia explicando el motivo de la campaña, que duraría quince días, pues estas cosas, basadas más que nada en el entusiasmo por una obra determinada, si duran mucho, se apagan.
Aquella campaña de los ?20/30? fue todo un éxito, porque fue planeada, paso por paso, por sus ejecutores, como si se tratara de uno de sus negocios, cuyo idioma hablaban y entendían todos. Y lo conseguido fue veinte mil pesos más de lo propuesto, exceso que sirvió para pagar los gastos de la campaña nunca antes pagados por ningún grupo de esta naturaleza. Los ?20/30? sabían pensar en grande. Y ésa fue su diferencia.
Entre las obras realizadas por el Club Activo ?20/30? en beneficio de la Comunidad de Torreón, están las siguientes:
Escuela Jardín de Niños ?Activo 20/30? Ignacio Zaragoza, construida en el año 1962 y ubicada en la Av. José Cueto y C. Silvestre Faya, Col. Ampliación Los Ángeles.
Escuela Técnica Industrial de La Laguna, A. C. construcción del aula principal de talleres en el año de 1961 y ubicada en la Calzada Cuauhtémoc número 1480 Sur.
Escuela Primaria Urbana Club Activo 20 /30, construcción en el año de 1962 aproximadamente y ubicada en el bulevar Independencia y C. 18 de Marzo, colonia Nueva Rosita.
Escuela Primaria Coahuila, cooperación en su reconstrucción en el año 1964 aproximadamente en la Av. Abasolo y C. Eugenio A. Benavides.
Escuela Primaria Dr. Salk, cooperación en su construcción aproximadamente 1957/8 y ubicada en el Cerro de la Cruz al poniente de nuestra ciudad.
Escuela Activo 20/30 Francisco H. Carson construida con los fondos reunidos para la compra de una Bomba de Cobalto, que ya no era necesaria. Campaña del Kilómetro de Plata (3) para apoyo de la Asociación de Scouts.
Apoyo del Cuerpo de Bomberos con diverso equipo contra incendios. Apoyo a la Asociación de Scouts de México, A. C. consistente en carpas de campaña , utensilios de cocina, bolsas para dormir, etc. Carreras de automóviles tipo Slalon (3) cuyos fondos se destinaron para ayudar a la Navidad del Niño, casas de beneficencia, etc.
Obra Teatral de gran éxito parodia del Don Juan Tenorio. Corrida de toros con la participación de los mismos socios. Colaboración total en el manejo de un albergue con motivo de la inundación de 1968 a cargo de los socios Arq. Ignacio Pámanes y Lic. Carlos Ruiz Cavazos.
Realización de Convención Internacional en 1964 con participación de la ciudadanía lagunera. Realización de convenciones distritales (3) Colaboración con la Ciudad de los Niños de esta ciudad en la Construcción de una aula para la escuela de dicha ciudad. Participación en la celebración de los 50 años de Torreón con el Comité Pro Reina del Cincuentenario ?Alejandra? presidido Por Jesús Núñez Salas.
Y éstos eran los ?20/30?, que ahora chochean con sus nietos, pero que allá por los setentas vivían su idealismo práctico de sus propios 20/30 años, que hoy son parte de sus mejores recuerdos. Años, y no podían seguir allí.
¿Qué hacen ahora los jóvenes de esa edad? ¿A qué se dedican? ¿A trabajar exclusivamente para sus propios intereses? No puede ser. ¿Cómo sirven ahora a su ciudad? ¿Quién nos lo puede decir? Conocerlo sería interesante.
Por eso hoy dedicamos esta columna no a una sola persona sino a un equipo de personas que existieron en nuestra ciudad, muchos de ellos viven todavía, y entregaron diez años de su vida, los mejores, en aras de su ciudad eficazmente.
Por eso, hoy al principio de esta columna no hay un rostro. Hay un espíritu. Acaso sea el de todos ellos, acaso sea el de su época.
Como sea, todos ellos pasan lista de presentes entre LOS NUESTROS. Y creo que siguen esperando que las nuevas generaciones hagan su parte.