La tradición de los Reyes de Oriente sigue viva a través de los niños
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MÉXICO, DF.- Esperanza y motivo de entusiasmo de miles de chiquitines que cada año esperan la noche que va del cinco al seis de enero, los Reyes Magos tienen acendradas raíces en la tradición mexicana que tiene antecedentes milenarios.
Con sus largas capas y asombrosas coronas, acompañados de un elefante, un camello y un caballo, estos protagonistas de los nacimientos que cada año se montan en la mayoría de las casas del país, constituyen uno de los mitos más antiguos de Occidente.
Según la tradición, antes del cinco de enero los niños deben escribir una carta en la que le hacen sus peticiones, generalmente de juguetes, a estos personajes, mismos que habrán de cumplirla según se hayan portado en el año precedente.
La leyenda menciona que para hacérsela llegar se puede colocar sobre el zapato del niño en cuestión, colocado bajo el árbol de Navidad; enviarla por correo o hasta por los aires, a través de un globo.
Ante la esperanza o incertidumbre que genera la emoción de recibir un juguete, según sea el caso, es generalizado que los menores no puedan dormir la noche previa a la llegada de los Reyes Magos, la del cinco de enero.
Para hacer entrega de los “premios al buen comportamiento”, cuenta la leyenda que estos personajes entran a las casas a través de las ventanas, por debajo de la puerta o a través del ojito de la cerradura de la misma.
Orígenes
Las primeras menciones de esta tradición se encuentran plasmadas en la Biblia, en el Evangelio de San Mateo, en cuyo capítulo dos, versículos uno al 13, se narra cómo estos personajes, guiados por una estrella luminosa, se dirigieron a Belén.
A ese lugar se trasladaron para adorar y ofrecer sus místicos dones al Mesías recién nacido, para lo que incluso lograron burlar al infanticida más famoso de la historia: Herodes.
Sin embargo, San Mateo no ofrece detalles sobre su origen y ni siquiera afirma que fueran reyes, sólamente que eran sabios, por lo que muchos autores consideran que fueron caracterizados así para realzar la naturaleza divina y el carácter de Jesús como Mesías.
Existen interpretaciones que indican que los Reyes Magos pudieron ser astrólogos babilonios o sacerdotes persas, cultivadores de las ciencias, particularmente la astronomía, desde un punto de vista teológico.
Tampoco cita San Mateo el país del que procedían, sólamente que acudieron de “Oriente”, aunque todo apunta hacia Babilonia o Persia, la primera por haber sido un gran centro astrológico, donde al igual que Persia los magos eran una casta con mucha influencia.
En cuanto al número de sabios, desde tiempos inmemorables se ha manejado el de tres, debido al número de presentes ofrecidos a Jesús: Oro, incienso y mirra. Sin embargo, existen algunas representaciones pictóricas en las que, por razones de perspectiva o capricho del autor, sólo aparecen dos y en otras hasta cuatro.
Melchor, Gaspar y Baltasar son los tres nombres que han llegado hasta los tiempos actuales, pero no son los primitivos u originales, mismos que se desconocen por completo.
Su destino, tras la adoración, fue incierto. San Mateo sólo dice que regresaron a su país por otro camino para burlar a Herodes, quien temeroso de perder su poder se decidió por asesinar al Mesías y pidio a los sabios que le hicieran saber el paradero del recién nacido “para que yo también vaya y le adore”.
Asimismo, la tradición piadosa afirma que su destino fue ser discípulos de Santo Tomás, mientras que otras voces afirman que fueron consagrados obispos y murieron martirizados años despúes.
Sus supuestas reliquias fueron transportadas de Milán, Italia, a Colonia, Alemania, en el siglo XII, donde aún hoy son veneradas en un relicario bizantino de la catedral de esta ciudad.
Sea verdad o mentira; un mito, una leyenda o una historia para resaltar el origen divino de Jesucristo, lo cierto es que la noche de cada cinco de enero los niños de diversas partes del mundo, principalmente de México, España y otros países de Iberoamérica, esperan con anhelo que los Reyes Magos cumplan sus deseos.
Guiados por una luz
Otro de los enigmas de los Reyes Magos más estudiados, es la naturaleza del brillante astro que les condujo hasta el pesebre de Jesús. Para muchos autores, no era sino un cometa o meteoro luminoso e incluso hay quien mantiene que pudo tratarse del cometa Halley.
Según se cuenta, en la biblioteca de la Universidad de Salamanca, en España, se encuentra un curioso códice del siglo XV, titulado Historia de los Reyes Magos, plagado de citas del Antiguo Testamento y en el que se relata la trayectoria de éstos durante y después de la adoración.
Del contenido de dicho códice, destaca el episodio dedicado a las tentaciones que sufrieron los tres Reyes Magos por parte de Satanás.
¿TRES?
Melchor, Gaspar y Baltasar son los tres nombres que han llegado hasta los tiempos actuales, pero no son los originales, mismos que se desconocen por completo.
-La primera aplicación aparece en el siglo VII, en un códice de la Biblioteca de París, Francia.
-Asimismo, si bien al inicio se les representaba a los tres como de la misma raza, la de Baltasar como hombre negro no comenzó hasta el siglo XIV.
-El monje alemán benedictino Beda Weber (1798-1859), doctor de la iglesia cristiana, los describió así en un códice: “Melchor, anciano de blancos cabellos y larga barba del mismo color; Gaspar, más joven y rubio; Baltasar, negro”.
-Beda también los consideró representantes de Europa, Asia y África, para así acentuar la soberanía universal de Cristo sobre todas las razas y países.
-Sin embargo, los nombres que recibieron los Reyes Magos varían de acuerdo con el idioma. En griego, por ejemplo, son llamados Appellicon, Amerín y Damascón, mientras que en hebreo, sus nombres son Magalath, Galgalath y Serakin.
-De igual forma, los armenios suponen que fueron 12, por lo que les asignan el mismo nmero de nombres diferentes.
FUENTE: Notimex
