Si no tuviera consecuencia alguna, el duelo que sostienen los titulares de los Gobiernos Federal y del Distrito bien podría quedar reducido a una patética exhibición de la miseria que rodea al quehacer político en nuestro país. Pero desgraciadamente para los mexicanos, esta confrontación sí tiene consecuencias.
Es la cúpula empresarial, de nuevo, la que lanza la voz de alerta: los escándalos y confrontaciones políticas han colocado al país en la inmovilidad, con un Gobierno débil y una Presidencia de la República minada y la sociedad simplemente ya está harta. Tiene razón.
Los presidentes de la Coparmex, Concanaco y del Consejo Coordinador Empresarial, entre otros, advierten que la “droga del populismo” podría hacer retroceder al país 20 años y en claro mensaje dirigido a Andrés Manuel López Obrador, señalan como insostenible el esperar dos años a que venga un “líder mesiánico” a resolver los problemas de México.
El asunto es en realidad simple: los principales actores políticos de la nación, lejos de ocuparse de los graves asuntos de la agenda nacional, como el desempleo y la ola de secuestros, alimentan enfrentamientos estériles con miras a 2006.
El sentir de los representantes de la Iniciativa Privada es igualmente contundente: “no nos importa si entre políticos hay complots o no, estamos aburridos de los escándalos y exigimos acuerdos reales, lo que necesitamos son soluciones al problema de las pensiones y seguridad social, al abasto suficiente y competitivo de energía, la satisfacción de las necesidades básicas, educación, soluciones al desempleo y creación de empresas”.
Y aún más, demandan a la Presidencia de la República y al Congreso de la Unión, fortaleza para ponderar los asuntos que verdaderamente importan a los mexicanos ya que el país simplemente no puede detenerse dos años hasta que se presente el relevo presidencial.
Y efectivamente, los mexicanos estamos hartos de las confrontaciones estériles de cuño futurista; los mexicanos no podemos borrar nuestro presente para apostar el todo en 2006. Se requieren soluciones concretas a problemas puntuales. Sólo falta que nuestros gobernantes lo entiendan por fin.
