Nueva York (AP).-Es una tarde de intensa actividad en el tren D. Un grupo de adolescentes hispanos sube a un vagón en el barrio del Bronx, bromeando en idioma español. Cuando el tren llega al centro de Manhattan, apresurados oficinistas se vuelcan a las plataformas de acceso a la calle.
La escena vuelve a cambiar, mientras el tren se desplaza hacia el sudeste de Brooklyn: es abordado por afro-estadounidenses, inmigrantes asiáticos y rusos.
El tren D, que al igual que las otras líneas del subterráneo neoyorquino se conoce por letras o números, atraviesa sectores de grupos urbanos diversos.
"Uno atraviesa cuatro condados y Dios sabe cuántos vecindarios por sólo 2 dólares", comenta el historiador de subterráneos Stan Fischler. "¿De qué otra manera sería posible reunir tantas culturas si no fuera por el subterráneo?"
Si uno mira a su alrededor los rascacielos apuntan a las nubes y las calles están repletas de transeúntes y de automóviles. Debajo de la superficie pulula el sistema nervioso de la Gran Manzana: el subterráneo, 1.162 kilómetros de vía metálicas estruendosas y quejumbrosas.
Y este año -el 27 de octubre- cumplió un siglo.
Desde el primer viaje en subterráneo en 1904, cuando el pasaje costaba cinco centavos de dólar, los trenes han obligado a los neoyorquinos a viajar hombro a hombro, y sus vecindarios se integraron cubriendo largas distancias. En esencia unió el norte de Manhattan con las áreas alejadas de Brooklyn, del Bronx y de Queens.
Actualmente, el subterráneo de Nueva York se ha extendido mucho más que cualquier sistema de tránsito subterráneo en el mundo y transporta a 4.5 millones de pasajeros diariamente por toda la ciudad.
"Para los neoyorquinos", dice el pasajero Jonathan Marfey mientras sale del tren F, en la parada de Roosevelt Island, "es parte de la vida cotidiana".
El sistema ha sido componente integral de la identidad de Nueva York en los últimos 100 años.
Recordemos las escenas de películas tomadas en el subterráneo _la persecución de automóviles debajo de la vía del tren en "Conexión en Francia", el laberinto en "The Taking of Pelham 1-2-3", las afectuosas tomas de los trenes que hace Woody Allen. O las escenas de peleas en "The Warriors" o el alicaído John Travolta cuando tomaba los trenes en "Saturday Night Fever".
También se le menciona en el clásico de jazz "Take the A Train", de Duke Ellington. Y por qué no las "series de subterráneo" del béisbol entre los equipos de la ciudad.
Se han organizado docenas de exhibiciones, presentaciones y testimonios para conmemorar el centenario del subterráneo. El Museo Municipal de Nueva York presenta una exhibición de fotografías del subterráneo. Otros eventos incluyen la coronación de "Miss Subterráneo" y un concierto "Grand Finale Jam" en la terminal Grand Central.
Incluso trenes antiguos realizarán paseos en recuerdo de los primeros días de un sistema que en su mejor momento fue un ejemplo de eficiencia municipal _al transportar 1.400 millones de usuarios por año_ y en su peor época, cuando sus vagones estaban cubiertos de grafitos y eran escenario de crímenes, se convirtió en el símbolo del deterioro urbano.
El viaje inaugural fue realizado por el alcalde George B. McClellan, que hizo un recorrido de casi 15 kilómetros desde la municipalidad hasta la calle 145.
"¡Desde la municipalidad hasta Harlem en sólo 15 minutos!", exclamaban con asombro las autoridades.
El subterráneo de 1904 fue inaugurado después que los trabajadores se pasaron cuatro años excavando túneles de 17 metros de ancho y casi 5 metros de alto, con la ayuda de bombas extractoras del agua para la lluvia.
El sistema siempre ha sido una maravilla de ingeniería. Las líneas del subterráneo fueron talladas en la piedra del subsuelo, de granito y arenas movedizas. Un sistema innovador conocido como "cortar y cubrir" permitió que las calles fueran excavadas, que se construyesen los túneles y se restaurasen las calles tal como estaban.
En las primeras décadas del siglo XX se registró el crecimiento de varias empresas privadas, entre ellas el Interborough Rapid Transit Company (IRT) y Brooklyn-Manhattan Transit Company (BMT). Los trenes permitieron que los inmigrantes habitaran zonas como el Lower East Side, el sur de Manhattan y crearan sus propios vecindarios en lugares que antes eran villas remotas.
"Uno de los principales efectos del subterráneo en la ciudad fue que la población se dispersó y aceleró el crecimiento en vecindarios lejanos", dijo Charles Sachs, importante curador del Museo de Tránsito de Nueva York.
Los cambios en las estadísticas de la población entre 1910 y 1940 relatan la historia. The Lower East Side en Manhattan registró una declinación demográfica de un 63%. Coney Island, en el otro extremo en Brooklyn, tuvo un aumento del 921%. Jackson Heights, en Queens, creció en un 507%, y el este del Bronx creció 566%.
En la Internet:
Metropolitan Transportation Authority: www.mta.info.