CANCÚN, Q.ROO.- Entre sus sueños de niño, Romario ya avistaba, dice él, desde el vientre de su madre, el cúmulo de éxitos y la gloria deportiva a los que llegaría como futbolista.
Hoy, esa carrera llena de triunfos lo mantiene lleno de dicha ?pues sigo jugando por gusto y no por dinero?, como los partidos de despedida con Jorge Campos en Los Ángeles y en Cancún, así como su inminente integración a los Lagartos de Tabasco.
Y también expresa sus deseos de tener propiedades y negocios en Cancún y en la Riviera Maya. ?Espero invertir aquí y poner un restaurante, entre otras cosas; ustedes tienen en Cancún a uno de los lugares más bellos del mundo. Aquí espero muy pronto comprarme una casa?, señala.
-¿Soñabas en tu infancia llegar a lo más alto del futbol mundial?.
- Claro, desde antes de nacer. Me cuenta mi madre, Lita, que ya desde su vientre pateaba duro... Comencé a jugar en el equipo infantil que tenía mi padre, Vila de Penha y luego en el Olario. De ahí pasé a los equipos infantiles y juveniles del Vasco da Gama... Mi Dios era y sigue siendo Pelé...
Su infancia fue muy pobre. Romario nació el 29 de enero de 1966 en una ?favela? en Jacarezinho, uno de los barrios más miserables de Río de Janeiro.
Ahí se abrió paso a golpe de balón, maravillando a todos con sus habilidades pese a su 1.68 metros de estatura, como cuando en un partido en la liga juvenil con el Vasco da Gama él anotó 16 goles.
?Seguro que hubo penurias y una familia extensa en la que no alcanzaba para todos, pero el futbol y mis ganas de llegar a lo más alto me sacaron adelante?, comenta.
Al igual que ?Bebeto?, quien sostiene una institución benéfica con 170 niños desamparados, Romario tiene su Fundación Romarinho, aunque ésta es únicamente escuela de futbol.
?Buscamos formar jugadores aunque más que eso hacer hombres de bien y buenos ciudadanos. Tuve la idea cuando regresé a Brasil en 1995, y vi a tantos niños pobres, pues yo lo fui también y en esa época nadie me ayudó. Ahora yo sí estoy en posibilidades de apoyar a muchos chicos con facultades para salir adelante mediante el futbol, y para que dejen los peligros de la calle, los vicios y la delincuencia. Y me siento muy contento por eso?, asegura.
- ¿El momento más importante en tu carrera?
- Hay muchísimos, como esos 16 goles de mi infancia, los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 donde fuimos medalla de plata, mi pase al futbol holandés, los títulos con el PSV y mi etapa en el Barcelona, pero lo más especial ha sido haber ganado esa cuarta Copa Mundial para Brasil en Estados Unidos en 1994.
- ¿Una frustración?.
- Hay muchas, amigo, pero siempre veo hacia delante y busco que no me afecten. Tal vez la más grande fue no poder jugar el Mundial de Francia 98, pues salía de una lesión y no la llevaba bien con Luiz Felipe Scolari (entonces técnico de Brasil). Ahí habríamos sido pentacampeones del mundo.
Añade: ?Pero haber cargado la Copa del ?94 y dedicársela al pueblo brasileño, que ha sufrido tanto, ha sido lo mejor de mi vida y algo que llevaré para siempre en mi corazón...?.
