NUEVA YORK, EU.- El telón de la última Serie Mundial apenas había bajado y George Steinbrenner ya estaba exigiendo cuentas a sus subalternos del porqué sus Yanquis de Nueva York se habían quedado sin el trofeo de campeón por tercera temporada consecutiva.
El temperamental propietario de los Yanquis no podía ocultar su contrariedad de ver cómo un equipo repleto de figuras perdía en seis juegos ante los Marlines de la Florida, un rival con un pedigrí más modesto.
La respuesta de Steinbrenner no se hizo esperar. Nueva York gastó como nunca en las contrataciones de más luminarias, haciendo disparar su nómina a los 180 millones de dólares, de lejos la más abultada de las grandes ligas.
Alex Rodríguez, Gary Sheffield, Javier Vázquez y Kevin Brown son las nuevas estrellas en el firmamento de unos Yanquis que a primera vista lucen como un equipo fuera de este mundo.
Sin embargo, es muy temprano para cantar victoria.
Los Medias Rojas de Boston, sus rivales de siempre en el Este de la Liga Americana, prometen no cejar en su empeño de acabar con el reinado de seis años del equipo del Bronx.
El principal obstáculo podría presentarse de darse problemas con el pitcheo. Los Yanquis cuentan con una rotación de lanzadores que prácticamente se tuvo que armar desde cero tras la marcha de tres de sus componentes.
La que más dolió fue la de Andy Pettitte. El zurdo fue parte de una camada surgida de las menores que incluyó a Derek Jeter, Bernie Williams y Mariano Rivera.
Pettitte firmó con los Astros de Houston, para estar más cerca de su familia. Su amigo Clemens, que también es vecino de Houston, no tardó en seguirle los pasos. Otro tanto hizo David Wells, quien empacó maletas y se fue a San Diego, su ciudad natal.
Mike Mussina (17-8, 3.40 de efectividad) es el único de los abridores que vio acción con regularidad en 2003, ya que el cubano José Ariel Contreras (7-2, 3.30) apenas lo hizo en forma esporádica.
El primero año de Contreras en las mayores, un mundo diametralmente opuesto a la pelota aficionada en Cuba, se caracterizó por los altibajos. Sobre el final de la temporada mostró destellos de su clase desde el bullpen y convenció al manager Joe Torre de que este es su turno para abrir a tiempo completo.
Las credenciales de Brown (14-9, 2.39 con los Dodgers) son de lujo, pero los Yanquis tienen ante sí un pitcher de 39 años y con un voluminoso expediente de lesiones desde 1999.
La duda sobre el puertorriqueño Vázquez (13-12, 3.24) no radica tanto en su repertorio, sino más bien en cómo se adaptará a lanzar en Nueva York, donde cada mala salida es examinada hasta con la lupa, en vez del anonimato que tuvo en Montreal.
Jon Lieber será el quinto abridor, aunque no de inmediato. Inactivo la temporada pasada tras operarse el codo, Lieber se está recuperando de una dolencia en la ingle y en las primeras semanas será sustituido por Donovan Osborne, un zurdo que no ha tirado en las mayores en tres de los últimos cuatro años.
Incluyendo a Lieber, absolutamente todos los abridores son derechos, algo que contrasta con las anteriores ediciones. Lo curioso es que los tres que se fueron eran los zurdos.
En cuanto al bullpen, los Yanquis se empeñaron en que no se repita la experiencia del año pasado cuando tuvieron 19 relevistas diferentes.
El cerrador Rivera (1.66 de efectividad y 46 rescates) redondeó una temporada sensacional, en la que fue el Más Valioso de la final de la Liga Americana. Los Yanquis acaban de premiar al panameño al renovarlo el contrato por dos años más y han añadido a su alrededor gente como Tom Gordon y Paul Quantrill para no hacerlo trabajar más de la cuenta.
Con tantos estelares tratando de hacerse notar, la armonía del equipo podría verse socavada.
El mejor caso puede ser el de Rodríguez, el Más Valioso de la Americana y ganador del guante de oro como torpedero en un par de ocasiones.
Rodríguez (298, 47 jonrones y 118 remolcadas) estaba tan deseoso de salir de los Rangers de Texas que aceptó jugar en la tercera base ante la presencia de Jeter (324, 10, 52), el capitán de los Yanquis, en el campo corto.
Ambos fueron grandes amigos en el pasado, pero la relación se enfrió de un tiempo para acá.
En el cambio por Rodríguez se creó un agujero en la intermedia, al ceder al dominicano Alfonso Soriano a los Rangers. El bombero será el también quisqueyano Enrique Wilson (230, 3, 15), probablemente el único punto débil en la formación ofensiva.
Cada uno de los ochos restantes ha sido seleccionado, aunque sea una vez, al juego de estrellas.
Los Yanquis deseaban tener un primer bate con velocidad en las bases y para ello contrataron a Kenny Lofton (296 y 30 bases robadas con los Piratas y Cachorros).
Su llegada implica un cambio importante, ya que le quita la titularidad en el bosque central al boricua Williams (263, 15, 64), que ahora será el bateador designado.
Williams se perderá la inauguración de la temporada en Japón debido a que tuvo que someterse a una apendicitis.
No fue la única novedad desde el frente médico que tuvieron que lidiar los Yanquis estas semanas.
El inicialista Jason Giambi (250, 41, 107) viene de operarse la rodilla y el guardabosque derecho Sheffiel (330, 39, 132 con Atlanta) se lastimó el dedo índice.
El jardinero izquierdo japonés Hideki Matsui (287, 16, 106) y el receptor boricua Jorge Posada (281, 30, 101) completan el reparto.
Con un año de experiencia a cuestas, Matsui promete mejores números, mientras que Posada fue la figura anónima en 2003, cuando su aporte con el madero fue lo que cargó con el equipo en las malas rachas.
Yanquis y Devil Rays abrirán en Japón
Muy lejos de casa, en la tierra del sol naciente, los Yanquis de Nueva York comienzan hoy su proceso de expiación por el pecado imperdonable de no haber ganado la Serie Mundial pasada.
Los Yanquis han sido agobiados por el fracaso durante cinco meses, su nómina sacudida por un dueño que consideró un desastre quedarse a dos triunfos del título.
Ahora, el equipo renovado sale al terreno de juego con la nómina más costosa de la historia y una brillante colección de estrellas del pasado y el presente.
Fanáticos del beisbol en Japón verán a los Yanquis abrir la campaña 2004 de las grandes ligas ante los Devil Rays de Tampa Bay hoy martes. Los aficionados en Nueva York tendrán que levantarse a las 5:07 horas para ver el juego.
Y en Florida, el dueño George Steinbrenner estará siguiendo seguramente el comportamiento de sus astros. "Cuando el señor Steinbrenner se gasta tanto dinero, quiere resultados", dijo ayer el manager Joe Torre.
Nueva York abre la temporada con una nómina de 182.8 millones de dólares, de acuerdo con un estudio de los contratos por The Associated Press. El año pasado, la cifra fue 169.6 millones de dólares.
El rival de hoy, Tampa Bay, abre la campaña con una nómina de 29.9 millones. Si se tiene en cuenta que San Luis está pagando siete millones de los 7.5 millones del contrato de Tino Martínez, los Devil Rays son el equipo más barato del beisbol.
Pero a partir de hoy, la cifra importante es la de victorias, no los dólares.
"Obviamente, yo nunca he estado expuesto a este ambiente", dijo el nuevo antesalista de los Yanquis, Alex Rodríguez.
¿Quién lo ha estado?
Nueve de los diez jugadores en la alineación abridora de los Yanquis han participado en el Juego de Estrellas en un total combinado de 43 ocasiones. El segunda base Enrique Wilson es la única excepción.
La alineación de Tampa Bay tiene dos apariciones, ambas por Martínez, cuando jugaba con otros equipos.
Y el equipo de Nueva York para hoy ni siquiera incluye a Bernie Williams, quien está en Tampa recuperándose de la apéndice.
En una división dominada por los acaudalados Yanquis y Medias Rojas, el joven equipo del manager Lou Piniella tiene que competir además con los Azulejos de Toronto y los Orioles de Baltimore, que también se reforzaron en el invierno.
"Me gusta nuestro equipo", dijo Piniella. "Realmente me gusta. Yo he sido manager en las grandes ligas el suficiente tiempo como para no engañarme. Este es el año en que damos el salto al respeto en el beisbol. Ese es el punto de partida".
