Gritó el lobo:
-¡Que vienen los pastores!
Corrieron los lobos para ponerse en salvo, y aquel que había gritado se rió de ellos. Lo que les dijo no era cierto; los pastores no venían.
Pasó el tiempo, y un día los pastores vinieron de verdad.
-¡Que vienen los pastores! -gritó el lobo. Todos los lobos corrieron otra vez, y se salvaron.
Las cosas, como se ve, son diferentes entre lobos y hombres. Estos pierden la fe, los lobos no. Por eso los lobos se salvan; por eso los hombres se pierden. El hombre es el lobo del hombre, pero el lobo no es el hombre del lobo.
¡Hasta mañana!...