Me habría gustado conocer a Ikuyu, maestro de la sabiduría zen. Escribió estas palabras:
"Antes de estudiar los textos sagrados, mucho antes de ponerse a recitar los largos sutras horas y horas, debemos ser capaces de escuchar lo que sin palabras nos dicen la flor, el ave, la criatura del bosque, la nube, el viento, el mar... Todos esos seres, sin ánima o con ella, son mensajes de amor que nos envía el Maestro del cielo y de la tierra. Si los entendemos podremos poner nuestra mente y nuestro corazón en las estrellas...".
Me habría gustado conocer a Ikuyu. Sabía que el amor a la vida nos acerca a Dios, porque Dios es la vida, es el amor.
¡Hasta mañana!...