Hoy se festeja el Día del Maestro y quien mejor que ellos para hablar de su labor.
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- La labor del maestro propicia el desarrollo de las capacidades, habilidades y aptitudes del educando, que incide en la formación de un ciudadano.
El aula no es el único espacio físico que permite al maestro volcar en el alma y en la mente de niños y jóvenes, conocimientos, enseñanzas y valores.
Hoy, en ocasión del Día del Maestro se les rinde un homenaje a todos los mentores laguneros, quienes con su ejercicio magisterial -que no es una empresa fácil- conllevan a la formación del hombre del mañana.
Y especialmente, es un homenaje para aquellos profesores que cumplen con varios años de servicio magisterial, con tanta dedicación como desde el primer día en que empezaron.
¡Felicidades a todos los maestros, hoy en su día!
Rosendo Vázquez Isaías
Para el profesor Rosendo Vázquez Isaías, con 42años al servicio de la educación, su carrera ha significado el realizarse como persona en todos los campos. Convivir día a día con los alumnos lo mantiene vigente y actualizado, ya que ellos le informan el acontecer actual del mundo desde su punto de vista muy particular y su sello de carácter inquieto y curioso.
Es maestro del Instituto Francés de la Laguna, en donde imparte las asignaturas de ciencias naturales, física, química y biología.
Desde que estudió la primaria estuvo ligado al sistema lasallista. Actualmente es el responsable del laboratorio de la secundaria y preparatoria de la citada institución educativa, con domicilio en la ciudad de Gómez Palacio.
María Elena Duque Espinosa
Desde pequeña, María Elena Duque Espinosa tenía la ilusión de ser maestra, sueño que con la ayuda de su madre y su tío se vio cristalizada. Actualmente tiene 20 años ejerciendo esta profesión.
“Me siento muy satisfecha de lo que he logrado a través de todo este tiempo, he aprendido muchas cosas, valoro mucho mi trabajo y siento mucha responsabilidad porque estoy formando a personas para el país, si te equivocas no hay vuelta atrás, por ello los maestros debemos estar concientes de la labor que desempeñamos”.
María Elena es educadora del jardín de niños del Colegio América. Para ella trabajar con infantes de tres, cuatro y cinco años de edad es una experiencia indescriptible, pues ellos dan a conocer por medio de sus cantos y juegos los conocimientos adquiridos.
“Me pongo a nivel de ellos, a fantasear para que se indentifiquen y me tomen confianza. Nunca quisiera retirarme de esta actividad que tanto amo y es mi vida, tal vez mi razón de ser no tendría sentido”.
Norma Angélica López Reyes
Norma Angélica López Reyes lleva 22 años compartiendo con los alumnos sus conocimientos. Recordó que en su infancia jugaba con pequeños cuadernitos en los que simulaba que sus muñecas escribían, fue ahí cuando nació esa actividad docente que hizo realidad en el año de 1982.
De profesión química laboratorista, una vez que impartió una clase se dio cuenta que le gustó el ambiente educativo y entonces decidió estudiar hace más de dos décadas como maestra. En la actualidad imparte la asignatura de físico químico en la Academia Villa de Matel, de Gómez Palacio.
“Me gusta mucho convivir con los alumnos, quiero a mi vocación, el destino no me puso por casualidad por este camino, creo que uno desde pequeña ya trae en la sangre a qué se va a dedicar, en mi caso fue la docencia”, confesó la maestra Norma.
Antonio Álvarez Mesta
Antonio Álvarez Mesta es coordinador de la materia de español en la escuela Carlos Pereyra, está a cargo de la biblioteca y además imparte clases de filosofía y literatura. Él ejerce profesionalmente la docencia desde 1983.
“Soy profesor por convicción y vocación, me gusta mi trabajo porque me permite prepararme todo el tiempo y me obliga a ser más consciente y sensible. Dedicarse a la educación constituye un manifiesto humanista y exige una visión de trascendencia, ya que nuestro trabajo implica una auténtica fe en la nobleza esencial del ser humano y una real esperanza en sus más nobles posibilidades”. Todo trabajo -y en especial la educación- es un ejercicio de amor”, recalcó.
El maestro platicó que cada año se encuentra con personas que lo quieren sacar de la docencia, señalándole que no se conforme con ser profesor porque -según ellos- merece por su preparación un mejor status. Cada año ha tenido la inmensa satisfacción de que todos ellos acaban por comprender que su opción vital realmente es la educación y que no existe nada mejor para él que trabajar en la formación de seres humanos: “La docencia es la verdadera alquimia porque transmuta mi deber en placer”.