Recién comenzó el ciclo escolar cuando ya algunas escuelas de nuestra ciudad habían hecho el primer puente. De acuerdo al calendario 2004-2005 de la SEP, el 15 de septiembre no está marcado como día inhábil. Sin embargo, ese día los maestros citaron a los alumnos para hacer los honores a la bandera y después de las nueve de la mañana ya estaban camino a casa con la trillada explicación de que había junta de maestros y les habían dado permiso para dejarlos ir. Una semana de dos días de clase y tres de vacaciones. Buena manera de iniciar el curso.
Pero no para un país como el nuestro donde la crisis en la calidad educativa es cada vez más aguda. La educación que reciben los estudiantes es mala en todos los niveles. Así lo indican los estándares de eficiencia educativa que son bajísimos, casi siempre andamos en los últimos lugares respecto a otros países. Más preocupante todavía es la falta de escuelas, mientras la demanda crece y el Gobierno no tiene recursos suficientes para dar alcance a la demanda. Un ejemplo, en Gómez Palacio, recientemente los padres de familia tomaron las instalaciones de la feria porque las autoridades municipales no han atendido su añeja petición de un terreno para construir una escuela secundaria.
Lo de la educación gratuita es un mito, porque existen numerosos casos de escuelas mantenidas por el trabajo organizado de los padres de familia y más aún, escuelas que son construidas con sus aportaciones, además de colaborar para la compra de equipo, material, libros, computadoras, etc. ¿A cuántos centros de estudio les hacen falta campos deportivos, bibliotecas, computadoras, profesores competentes y bien capacitados? Los niños ahora aprenden de diferente manera. En mi trabajo en un museo lo constato diariamente.
Por estos días, los acontecimientos son dispersos, confusos. Las noticias en los medios de comunicación suelen ser poco alentadoras. Se habla de que el país ha perdido competitividad, que la inversión en capital humano e infraestructura decrece debido a la evasión fiscal. El INEGI recién dio a conocer que la tasa de desempleo urbano es la más alta desde 1997, 4.35%.
En el presupuesto para 2005 hay una reducción en el rubro de investigación y desarrollo en las universidades. Los recursos para la enseñanza caen como en cascada. El secretario de Ecuación Pública expresa “aunque invirtamos todo el gasto del país en educación, no vamos a alcanzar lo que invierten por alumno los países que más invierten en educación en el mundo”. Me pregunto si es esto lo que necesita el país, que el señor secretario se dé por vencido.
En lo que a educación se refiere pocos avances hemos tenido a lo largo del sexenio. La Reforma Educativa, como las otras reformas son asignaturas pendientes. No llegan y poco se puede esperar para el resto del Gobierno del Cambio. No han sido capaces de ponerse de acuerdo. Para Coahuila, el próximo año habrá menos recursos para educación básica, media y tecnológica. Hay que estirar al máximo el presupuesto federal y éste no da para más. Esto es preocupante. ¿Qué podemos esperar?
El Gobierno del Presidente Fox aduce la consabida justificación: no ha habido las reformas necesarias. Si el sistema es disfuncional y no hay una Reforma Educativa, si además hay una corrupción de años, si los profesores no innovan la práctica educativa, si el marco legal es débil, si hacen falta recursos para dotar de equipos a las escuelas, entonces tendremos egresados cada vez con menos competencias en el nivel global. Al no ser competitivos disminuirá la inversión foránea y el intercambio, habrá más pobreza, más inseguridad y más inequidad. Es un círculo vicioso, una bola de nieve que cada día se nos hace más grande o una maraña difícil de desenmarañar.
Hace unos días el rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente, pidió explicaciones al Gobierno Federal por la caída del presupuesto en ciencia y enseñanza. Preguntaba el rector: “¿Es o no prioritaria la educación superior en nuestro país?; ¿es o no prioritaria la investigación y el desarrollo?, ¿queremos o no mejorar nuestra productividad y ser más competitivos?; ¿podemos ser competitivos si no contamos con una ciencia y una tecnología propias?...”.
Todavía no sé qué contestaron los responsables de la educación, si es que hubo respuesta alguna. Pero sí sé que andan ocupados en temas como la caravana de los símbolos patrios, o la próxima reunión entre el Presidente y AMLO, o si la reunión entre el Ejecutivo y el Presidente de la Suprema Corte estuvo bien o no. O el tema de Maricarmen que trae de cabeza a más de uno o el año 2006 que ronda en la mente de nuestros políticos. En medio de toda esta dispersión es fácil perder el rumbo, la esencia, lo que es importante. Mientras nos ocupemos de todo lo demás y no le apostemos a lo importante, como lo es la educación seguiremos perdidos, navegando en el mar de las ineficiencias.
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