¿Qué creen? Ciudadanos de Estados Unidos y Canadá piensan que México es una nación “pobre, tradicional, injusta, peligrosa y dividida”. Eso reveló la encuesta titulada “Cómo nos ven, cómo los vemos y cómo nos vemos a nosotros mismos, a diez años del TLCAN” (Tratado de Libre Comercio con América del Norte), realizada, entre otros, por el Consejo Mexicano de Comercio Exterior (Comce). ¡¡!! Taquicardia, sudoración excesiva, supiritaco general, imagino que fue la primera reacción de autoridades y empresarios al conocer semejante percepción. No nos dijeron nada nuevo; claro, dicho en inglés o francés, duele. Pero ¡que no cunda el pánico! La solución es… (fanfarrias) ¡Darle a nuestro país una manita de gato!
No, no me aplauda. La idea no es mía, sino del presidente del Comce, Carlos Rojas y por supuesto no fue formulada así -los hombres no suelen utilizar expresiones como ésas-; la nota dice que él se pronunció por “cambiar la imagen que hay sobre México” (El Universal, enero 28). Esa opinión que, me consta, comparten varios empresarios y seguramente no pocas autoridades es igualita a la que tenía mi tía Mili. Ella decía: para estar pre-sen-ta-bles hay que darse una manita de gato. Es decir, una arregladita para que parezca lo que no es. De modo que para que nuestro país esté presentable no es necesario que nos calentemos la cabeza pensando en alternativas para combatir la pobreza, reestablecer el Estado de Derecho, terminar con la impunidad, similares y conexos. Basta con pensar en un “cambio de imagen”.
Podemos pedir ayuda a nuestro país vecino. Ahí hay numerosos expertos en diseño de imagen y marketing. De la nada hacen a un candidato y de la doble nada hacen a un presidente. ¡Son geniales! Están en franco despliegue imperialista, pero sostienen a pie juntillas que no abrigan ningún deseo de dominación, su única aspiración es llevar al mundo “una paz democrática” ¿No son maravillosos? No cancelaron sus más sagradas libertades ¡No! Son patriotas. No invadieron Irak ¡No! Están llevando libertad a Oriente Medio. ¡Nadie como ellos! Estoy cierta que si alguien puede darle a México la imagen de un país exitoso y a la altura de nuestros socios comerciales, ese es Estados Unidos.
Ahora que si de plano salen muy caros, tendrán que buscar entre el talento nacional. Yo disto mucho de ser una experta en esas artes. A duras penas –y cada vez con más dificultad- logro cubrir mis ojeras, las pequeñas manchas que aparecen en mi piel y las cada vez más profundas “líneas de expresión”; pero tampoco se trata de hacerse la desentendida cuando el deber patriótico nos llama y bueno, algo sé de las “manitas de gato”. Entonces, aquí va mi granito de arena en estas humildes ideas con las que pueden instrumentarse campañas publicitarias:
No es que México sea un país pobre. ¡No! Aquí nos gusta la creatividad. Somos un país que permite a sus habitantes explorar al máximo sus diversas capacidades y explotar todos sus talentos. Por eso fomentamos el autoempleo. Si quiere conocer a los mejores tragafuegos del mundo, si desea ver los más increíbles movimientos de panza, si quiere saber cómo limpian un parabrisas en segundos, si quiere conocer cómo se puede sobrevivir con un dólar diario: ¡Como México no hay dos!
No es que México sea un país peligroso. ¡No! Aquí nos gusta jugar a “policías y ladrones”. Eso nos permite vivir siempre en alerta, con la adrenalina a su máximo nivel, y utilizar todos nuestros sentidos porque no siempre queda claro en qué bando está quién; por tanto, si lo que se busca es la aventura, si se tiene pasión por lo incierto, si la acción es parte vital de su vida: ¡Como México, no hay dos!
No es que México sea un país injusto. ¡No! Aquí se pone a prueba la paciencia, la fe y la esperanza. Aquí también se forjan ciudadanos y ciudadanas con la fortaleza necesaria para aguantar las adversidades. Nuestra burocracia no es producto del azar ni de la inercia ¡qué va! Nos ha costado años formarla con ese temple. Aquí a la gente se le enseña el verdadero valor que tiene el dinero y, faltaba más, las amistades. De modo que si lo que busca es forjar una paciencia a toda prueba, o si de verdad quiere saber cuánto compra el dinero y cuan útiles son las amistades: ¡Como México no hay dos!
Son apenas algunas humildes sugerencias que, con seguridad, usted podrá mejorar si apela a su sentido nacionalista (digo, tampoco es cosa de que los güeros nos vengan a criticar). Ya sé que no vamos a resolver nada, pero eso sí vamos a estar muy pre-sen-ta-bles. Y esa es la idea ¿no?
Apreciaría sus comentarios:
cecilialavalle@hotmail.com