Ejido Derramadero, Municipio de Saltillo, Coah.- “Que bueno que estuvo dándose un baño de pueblo”, soltó en su discurso el gobernador del estado, Enrique Martínez y Martínez, ante la señora Marta Sahagún y cientos de campesinos del lugar, al referirse a los saludos que la esposa del presidente Vicente Fox, repartió entre los habitantes de esa comunidad que acudieron a un evento oficial, presidido por la primera dama.
“Vamos a convivir con la señora (Marta de Fox) todo el día, que bueno que se está asoleando como todos nosotros, que bueno que les dio la mano y que les dio un beso, que estuvo dándose baños de pueblo, que a ella le nutren y le fortalecen para seguir trabajando al lado del presidente”, explicó el gobernador en tono amable y festivo ante el sorprendido y divertido público, que abajo del templete presenciaba la ceremonia oficial a la que se le había invitado.
Y en verdad fue un baño, pero además de pueblo –figurativamente-, lo fue de polvo, porque las calles del poblado, de ordinario tranquilo, se convirtieron en caminos polvorientos, por la falta de pavimento, en el recorrido de la comitiva que visitó la exposición montada alrededor de la plaza para dar a conocer los programas sociales.
Los zapatos y el pantalón negro de vestir de la primera dama, terminaron empolvados. Aunque le tocó recibir el sol de frente en el templete, la señora Fox, pese a su notoria ronquera guardó la compostura.
La primera dama llegó al poblado, a las 11:38 horas, casi puntual, vestida con saco sastre color guindo, pantalón negro y blusa blanca, a bordo de un helicóptero, acompañada del gobernador Martínez y su esposa.
De la aeronave la transportaron en una Suburban a la plaza principal, a la que llegó saludando y besando a la gente del lugar que la recibió espontáneamente, dándose “un baño de pueblo”, como dijo el gobernador.
En la polvorienta plaza, donde debía haber césped, se reunieron más de 2 mil personas, en su mayoría campesinos, hombres, mujeres y niños, de este poblado que hace pocos años cobró vida con la llegada de la ensambladora automotriz “Chrysler”.
En su discurso sobre unir esfuerzos para combatir la pobreza, la señora Fox mostró más soltura y seguridad al hablar que su esposo, aunque con su mismo estilo en cuanto pausas, énfasis y entonación. El calor la obligó a quitarse el saco y lució su blanca blusa sin mangas.
“Martita”, como le gritaban las humildes señoras campesinas, se dio gusto: Saludó y besó niños, señoras y ancianitas; platicó con jóvenes que se recuperaron del consumo de drogas; dibujó un gatito a unos escolares de jardín de niños y, como artista, hasta repartió autógrafos.
En tanto, en corto y a distancia, la vigilancia del Estado Mayor fue discreta, y no se comportó con la forma arbitraria del pasado, ni con la prensa ni con el público, pese a que hubo uno que otro roce con los reporteros. En general, dejaron trabajar a los medios de comunicación y permitieron que la gente se acercara a la señora Sahagún.
El evento, hizo recordar los viejos tiempos del priismo: Acarreados, globos, porras, repartición de recursos de programas sociales, niños besados, paternalismo, populismo, “guaruras”, promesas y esperanzas.
“Baño de pueblo”, dijo el gobernador.
