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Más Allá de las Palabras / Lindo Michoacán

Jacobo Zarzar Gidi

Recorrer el Estado de Michoacán es una experiencia fascinante. El turista que visita este maravilloso Estado, se encuentra con la oportunidad de conocer poblaciones que resultan atractivas por su belleza natural. Conserva monumentos de grandiosa arquitectura con una gama de riqueza histórica que lo han convertido en un importante centro cultural con zonas arqueológicas de gran valor, pueblos típicos ancestralmente artesanales, en los cuales resalta la pureza de sus tradiciones, el colorido de arte popular y la grata experiencia de convivir con su gente.

A 53 kilómetros de Morelia, se encuentra Pátzcuaro que en la época prehispánica fue importante centro ceremonial de los Purépechas. A la llegada de don Vasco de Quiroga, trasladó el Obispado de Tzintzuntzan a Pátzcuaro, convirtiéndolo en la capital de Michoacán (1539 - 1580). Pátzcuaro es uno de los pueblos típicos más bellos de América. Sus magníficas construcciones de adobe y teja, sus monumentales templos y su espectacular Plaza Vasco de Quiroga la convierten en uno de los principales sitios turísticos de la República Mexicana. El turista no puede dejar de visitar el Templo y Colegio de la Compañía de Jesús. Este edificio albergó a los integrantes de la Compañía de Jesús, quienes llegaron a la diócesis de Michoacán gracias a los esfuerzos de Vasco de Quiroga que estaba al tanto de su prestigio en el campo de la educación. La construcción data del Siglo XVII, el colegio es un edificio con un hermoso patio y espacios amplios que proporcionan una sensación de tranquilidad. En cuanto a la iglesia, en su torre existe un reloj del cual cuenta la leyenda que fue desterrado de España por haber marcado una hora infausta (desgraciada) a uno de los monarcas de aquel país. Actualmente es Casa de la Cultura. Cerca de allí se encuentra el maravilloso Lago de Pátzcuaro con sus bellas islas: Pacanda, Yunuén, Tecuena, Janitzio, Jarácuaro y Los Urandenes, todas ellas habitadas por comunidades indígenas que conservan gran parte de sus tradiciones y costumbres. Sus pescadores son conocidos mundialmente por las redes en forma de mariposa que utilizan para atrapar los charales y el pescado blanco. Sus mujeres usan vestidos de colores llamativos y rebozos enredados en la cabeza como si fueran turbantes. La Isla de Janitzio -que es la más conocida- tiene una gran población indígena que se dedica a la venta de artesanías hechas de madera. En su interior se pueden observar: una iglesia, una prisión, una escuela, un hospital y un cementerio. La gente se transporta durante media hora en lanchas para llegar a tierra firme. En la cima se erigió un monumento de 40 metros de altura, en memoria del Generalísimo don José María Morelos y Pavón. La comunidad indígena que la habita ha conservado en gran parte la autenticidad de sus costumbres, como la velación de la Noche de Muertos, ceremonia en que los pescadores salen en sus lanchas iluminadas con veladoras encendidas.

A 46 kilómetros de Pátzcuaro se encuentra Ario de Rosales que es puerta de la Tierra Caliente, ciudad pintoresca de agradable clima y suculenta gastronomía. Paisaje de pinos, cedros y oyameles. Un poco más allá, a 136 kilómetros de Pátzcuaro, se encuentra Carácuaro, alegre pueblo de la Tierra Caliente. Aquí vivió y ofició como Cura don José María Morelos y Pavón. De esta población salió con diecisiete hombres armados rumbo a la lucha de nuestra Independencia. Es famoso el "Cristo Negro de Carácuaro", que en el Siglo XVI fue regalado por Fray Juan Moya al pueblo de Carácuaro. En la parte superior de la cruz se puede leer la siguiente inscripción: "Nos redimió con su sangre".

A 19 kilómetros de Pátzcuaro se encuentra Quiroga, pueblo de fundación prehispánica, que constituía un paso obligado de Tzintzuntzan (capital de los Purépechas), al centro ceremonial de Zacapu. Es un centro de acopio en el cual se venden artesanías de madera, alfarería, textiles y piel. Al pasar por estas carreteras, se puede escuchar en la radio una estación con música en dialecto purépecha.

A 24 kilómetros de Pátzcuaro se encuentra Santa Clara del Cobre. Sus artesanos son conocidos mundialmente por la destreza y habilidad para elaborar bellos objetos de cobre martillado. Uno de sus personajes más representativos fue Pito Pérez; quien forma parte de la historia del folklore mexicano. El Obispo Vasco de Quiroga mandó traer desde España a varios artesanos para que enseñaran a los pobladores de Santa Clara a trabajar el cobre.

A 54 kilómetros de Pátzcuaro se puede visitar Tacámbaro, pueblo de agradable clima todo el año y lugar donde se encuentra un gran seminario que ha sido semillero de sacerdotes santos que han hecho mucho bien en diferentes partes de México.

A 17 kilómetros de Pátzcuaro se encuentra Tzintzuntzan (lugar de colibríes). A la llegada de los españoles, gobernaba el imperio Tanganxoan II, quien murió quemado, por Nuño de Guzmán en el año 1529, iniciando la cruel conquista que produjo grandes desavenencias entre los españoles y los nativos de la región. Debido a las atrocidades que estaban cometiendo los conquistadores, desde España envían a un abogado llamado Vasco de Quiroga que resultó ser un buen padre para todos los indígenas. Debido a sus conocimientos y al amor que siempre demostró hacia los desprotegidos, al poco tiempo se le nombra obispo y dedica el resto de su vida a enseñar a los nativos cómo trabajar las diferentes artesanías para que puedan vivir en paz. La gran herencia de don Vasco de Quiroga, se refleja en la variedad de oficios que aprendieron los diferentes pueblos de la comunidad Purépecha, herencia que hasta la fecha perdura con una variedad de artesanías que han convertido a Michoacán en uno de los principales centros artesanales de América. Las personas que visitan el Convento Franciscano del Siglo XVI, se maravillan al descubrir en sus jardines diferentes árboles de olivo que tienen más de 450 años. Algunos de ellos fueron plantados personalmente por Tata Vasco. En la actualidad ya no dan fruto.

A escasos 12 kilómetros de Santa Clara del Cobre se localiza el hermoso Lago de Zirahuén, rodeado de pinos y de colorido azul profundo. La calzada adoquinada que parte de Santa Clara del Cobre hasta el Lago Zirahuén es una magnífica opción para los amantes de la naturaleza. Este lago es uno de los mejores y más hermosos lagos de México, enclavado en la serranía michoacana, entre las poblaciones de Pátzcuaro y Uruapan. Tiene una superficie no mayor de 30 Km2, con profundidades de 43 metros de aguas limpias que nacen de manantiales generados por las montañas circundantes llenas de pinos y cedros donde una gran cantidad de aves canoras hacen las delicias, al amanecer, de las personas que se hospedan en las cabañas que se encuentran localizadas en las riberas del lago sobre la montaña. El llamado Rincón de Agua Verde, al sur del lago, constituye una maravilla de la naturaleza viviente; además del colorido que le dan el cielo, las nubes, el bosque, el agua, la neblina que brota en el amanecer, el viento y los pajarillos (zenzontles, clarines, jilgueros, canarios, gorriones y carpinteros), se pueden observar zorras, cacomixtles, tlacuaches, ardillas y armadillos. En Zirahuén no se talan los bosques, al contrario, se han llegado a plantar más de un millón de árboles en pocos años, donde antes se sembraba maíz. Se cuida la fauna y existe una gran conciencia del valor que tiene la ecología para el futuro de México.

Todo Michoacán es bello, pero donde mi corazón se siente más contento es en La Piedad, porque allí se encuentra mi hija, su esposo y mis queridos nietos...

zarzar@prodigy.net.mx

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