Siempre he pensado que todos necesitamos tener un buen consejero espiritual que nos guíe correctamente para no descuidar el alma, que a final de cuentas es más importante que el cuerpo. Debido a la escasez de sacerdotes, los pocos que ejercen su ministerio en la actualidad, no tienen tiempo para dedicar algunos minutos a sus feligreses. Siempre andan de prisa para dar cumplimiento a sus actividades, y no se dan cuenta que cerca de ellos existe un alma angustiada o simplemente desorientada. Tener un buen guía espiritual es necesario, porque es indispensable saber si vamos bien en nuestro camino hacia la Casa del Padre o vamos mal, ocupando un sitio que no nos corresponde entre los vivos.
Ante la falta de consejeros espirituales disponibles, podemos acudir a los escritos que algunos seres extraordinarios han dejado a su paso por este mundo. Desde hace mucho tiempo he seleccionado para mi persona, en primer lugar, los mensajes Evangélicos de Nuestro Señor Jesucristo como principal fuente de orientación. En segundo lugar se encuentra la vida ejemplar de los Santos que nos ha enriquecido a través de los siglos. En tercer lugar a Monseñor Fulton J. Sheen, que con sus libros y sus mensajes radiofónicos nos dejó un rico legado espiritual. En cuarto lugar a San Josemaría Escrivá de Balaguer, sacerdote ejemplar y apóstol de los laicos para los nuevos tiempos. Y en quinto lugar al reverendo Norman Vincent Peale, cuyos mensajes han ayudado y siguen ayudando a miles de personas en todo el mundo que han perdido la esperanza y luchan en contra de la depresión. Para todas las personas que en este momento se sienten desesperadas y angustiadas por un motivo u otro, vamos a recordar algunas frases del reverendo Norman Vincent Peale para que no se den por vencidas y mucho menos se sientan derrotadas.
Durante la Nochebuena de 1993, Norman Vincent Peale, el autor de varios libros de superación personal, entre los que se encuentra El Poder del Pensamiento Tenaz, murió a la edad de 95 años. Se encontraba en casa, rodeado de amor y de paz. No merecía menos, su ministerio de pensamiento positivo llevó paz y confianza renovada a generaciones de personas que comprendieron a partir de sus sermones, discursos, programas de radio y libros, que todos somos responsables de la condición en la que estamos. Desde que sintió que Dios no hacía chatarra, Norman nos recordó que tenemos dos opciones cada mañana cuando nos despertamos: podemos elegir sentirnos bien respecto de nosotros mismos o elegir sentirnos mal. Todavía podemos escuchar a Norman gritando con claridad: "¿Por qué elegir lo último?".
Norman causó un gran efecto en la vida de muchas personas. Siempre insistía en que los pensadores positivos obtienen resultados positivos, porque no temen a los problemas. En realidad, en lugar de pensar en un problema como algo negativo y que debe retirarse lo más pronto posible de la mente, Norman sentía que los problemas eran una señal de vida. Para ilustrar ese punto, mencionaré una de sus historias favoritas:
"Un día caminaba por la calle cuando vi que se acercaba mi amigo George. Era evidente por su apariencia oprimida que no estaba rebosante del éxtasis y la exuberancia de la existencia humana, que es una manera elevada de decir que George estaba deprimido. Naturalmente le pregunté: ?¿Cómo estás, George??. Aunque mi intención era hacer una pregunta de rutina, George me tomó muy en serio, y durante 15 minutos me informó sobre lo mal que se sentía. Cuanto más hablaba él, peor me sentía yo. Finalmente le dije: ?Bueno, George, lamento verte en un estado tan deprimido. ¿Cómo fue que estás así??. Eso lo impresionó en verdad. ?Son mis problemas?, explicó. ?Problemas, nada más que problemas. Estoy lleno de problemas. Si pudieras librarme de todos mis problemas contribuiría con $5,000 dólares para tus obras de caridad?".
No soy alguien que ponga oídos sordos a tal oferta, por lo que medité, pensé y reflexioné sobre la proposición y encontré una respuesta que pensé era bastante buena. Dije: "Ayer fui a un lugar donde residen miles de personas. Hasta donde pude determinar, ninguna de ellas tiene problemas. ¿Te gustaría ir allá?".
"¿Cuándo podemos partir? Ése parece ser el lugar apropiado para mí", respondió George. "Si ése es el caso, George", dije, "con gusto te llevaré mañana al Cementerio Woodlawn, porque las únicas personas que conozco que no tienen problemas están muertas".
Después de relatar esa historia, Norman Vincent Peale añadía: "Si no tienen problemas, les advierto, están en gran peligro, están en el camino de salida y no lo saben. Si creen no tener ningún problema, les sugiero que huyan inmediatamente de donde están, suban a su coche y conduzcan a casa con la mayor velocidad posible (con precaución), entren aprisa a su casa, diríjanse a su habitación y cierren la puerta. En seguida, arrodíllense y oren diciendo: "¿Qué sucede, Señor? ¿Ya no confías en mí? Dame algunos problemas".
"Toda persona -nos decía Vincent- si desea gozar de buena salud mental y triunfar en la vida, debe olvidar los fracasos y errores pasados y aprender a seguir adelante sin el lastre de aquéllos. El arte de olvidar es absolutamente necesario. Cada noche, antes de dormirse, esfuércese en echar al olvido los errores y fracasos del día. Son cosa pasada... En compañía de Dios, mire hacia el futuro. El secreto consiste en convencernos, día a día, de que Dios está con nosotros, y con Él su amor".
"Si desea usted resolver sus problemas personales, precisa, ante todo, que en su mente haya paz, y luego, necesita aprender a rezar. Sin la oración, sus problemas no se resolverán satisfactoriamente". "Rece por otras personas. Rece por los que sufren, por los que son menos dichosos que usted. Ore por las personas que ama, y no lo olvide, también por las que le son antipáticas y por aquéllas que no le han tratado bien". "La oración es manantial de energía. Seleccione a la persona que más le haya perjudicado y diríjale una gran cantidad de oraciones para que Dios lo ayude".
"Cada noche, al acostarse, preocúpese de su alma. Para ello, haga lo siguiente: Pida al Señor que le perdone sus culpas del día, y luego, déle las gracias por todas sus bondades".
"Las frustraciones, los sentimientos de inutilidad y las desilusiones constituyen un lastre tan pesado que consigue hundir a muchas personas". "La gente estará más sana, será más feliz y vivirá mejor cuando aprenda a reaccionar adecuadamente ante las desilusiones y contratiempos".
"Elimine todo el odio, resentimiento, celos, etc., que pudiera albergar su corazón. Debe perdonar sinceramente a todos cuantos pudieran haberle agraviado en cualquier forma".
"La mayoría de los hombres acostumbramos, antes de acostarnos, vaciar los bolsillos, poniendo monedas, llaves, pañuelos, papeles, etc., encima de la mesa de noche. Personalmente, de vez en cuando disfruto echando en un bote de basura todo lo que llevo encima y que ya no me es de utilidad. Una vez hecha esta operación me siento algo así como aliviado. En cierta ocasión se me ocurrió que debía limpiar mi mente, además de mis bolsillos. Durante el día, la mente recoge muchas cosas: preocupaciones, resentimientos, enojos, sentimientos de culpa, recuerdos negativos que dañan la paz del espíritu, etc. Es importante deshacerse cada noche de esos trastos inútiles, ya que, de lo contrario, se acumulan, llegando a poner en peligro nuestro equilibrio emocional".
Me hubiera gustado mucho haber conocido personalmente a Norman Vincent Peale. Es una verdadera lástima que hombres como él hayan dejado este mundo. A pesar de todo, su legado nos enriquece y nos ayuda para dar una mejor batalla a las depresiones, a las angustias y al dolor espiritual. Todos sus mensajes están inspirados para ser utilizados en la vida diaria, y en ellos se engloba su frase predilecta: "Es absolutamente imposible ser feliz, si nuestros pensamientos no son también felices".
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