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Mazahuas

Adela Celorio

?Las autoridades le vieron la cara a nuestros hombres, ahora entramos las mujeres. Nosotras estamos dispuestas a levantarnos en armas, y si es posible ponernos explosivos y hacernos explotar... Por el momento no tenemos explosivos ni tenemos quienes nos los consigan, pero ya veríamos? declaró en su nombre y el de sus hermanas mazahuas, Lilia Maldonado, comandanta del recién formado Frente Común Para la Defensa de los Recursos Naturales del Pueblo Mazahua.

No me extraña tanta exasperación, casi siempre que tengo la necesidad de pararme en alguna oficina de servicios públicos, perdida en el lenguaje extraviado y las confusas veredas de la burocracia, yo también experimento una como urgencia de llevar cinturón de dinamita y hacerme explotar.

Siguiendo el esquema de los Zapatistas de Chiapas, estas valientes y exasperadas mazahuas, ataviadas según ?el costumbre? y armadas con sus arreos de labranza, se plantaron hace ya más de quince días frente a la potabilizadora del Sistema Cutzamala para defender su agua, sus tierras y su destino. ?Porque nuestros hombres no han sido escuchados, nomás los traen de aquí para allá, no los oyen, no los respetan; no les cumplen lo que les ofrecen... Les dieron cincuenta mil y no pocas largas... Sólo se busca beneficiar a la gente que vive en las ciudades, sin importar la pobreza que genera en las comunidades de donde se extrae el vital líquido?.

Dicen las exasperadas mujeres que ante la prudencia y paciencia de sus hombres, y el abandono, la indiferencia y el menosprecio de las autoridades, han decidido tomar las cosas por su cuenta. Para mí que hacen bien, si siguen esperando pueden pasar otros cien años. Hace 25 años, cuando inició obras el sistema Cutzamala para dotar agua al Distrito Federal, se vulneraron una vez más los derechos de estos mexicanos herederos en primera línea de los recursos naturales de la zona.

Ahora los funcionarios correspondientes tendrán que vérselas con las mujeres, y más vale que olviden sus actitudes prepotentes y las escuchen y las atiendan porque ya se acabó el tiempo. Y que se anden con cuidado porque aunque tardamos en reaccionar, las mujeres no andamos amenazando ?de oquis?.

Tengo que reconocer que yo misma no he encontrado la forma de desanudar con suavidad y respeto el viejo nudo formado con el mestizaje y la indianidad. Que hasta hoy, he sido incapaz de leer de manera correcta la visión que tienen del mundo nuestros hermanos, y que he preferido instalarme cómodamente del lado del mestizaje que calla e ignora al mundo indígena mientras afirma que en México no existe la discriminación. adelace@avantel.net.

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