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Medios de comunicación

Patricio de la Fuente

Según Mc Luhan los medios de comunicación de masas han transformado la vida de los hombres y su relación con el entorno, éstos tienen el mérito de constituirse en extensiones de nuestra capacidad de conocer, pues “construyen un lenguaje social específico, que hace cambiar nuestras percepciones sobre la sociedad y nuestras relaciones con los demás”.

Para el autor, primero es el diario el que nos saca de la tribu en la cual vivíamos con la interacción oral. Esta analogía, nos transporta a la tribu donde nos informábamos mediante el relato oral, escuchábamos al cazador alrededor del fuego. En esta situación podíamos dialogar directamente con el cazador y éste podía modificar su relato- discurso, según las preguntas o intervenciones de sus oyentes.

En cambio el diario nos lleva al aislamiento, al distanciamiento de los otros, nos encontramos, señala Mc Luhan, con una memoria fuera de nuestro cerebro, -donde no existe más un relato- tiempo real, éste puede ser visto en tiempos diferidos y en solitario.

Sin embargo, más importante que el contenido del diario, es “la implantación de la nueva tecnología de la comunicación (la telecomunicación), de la nueva estructura para informarse, la nueva relación que nace con un medio que multiplica la palabra, reproduce muchas veces un mismo mensaje, pero genera y favorece el aislamiento entre las personas, cambiando toda la manera de pensar y de actuar en la sociedad”.

Aunque enfatiza mucho más la importancia en la construcción de una nueva percepción de la realidad a través de los contenidos, no cabe ninguna duda que “la imprenta, además significó un verdadero poder, que puso en cuestión el control burocrático y fomentó tanto el nacionalismo como el individualismo en el Siglo XVI”.

Es así como Gouldner atribuye la era de la ideología a los siglos XVIII y XIX donde se acrecienta fuertemente la disponibilidad de materiales impresos, sobre todo en forma de noticias, esto derivó en una clara necesidad de procesar e interpretar la información. Indica, además que la ideología fue una respuesta a la “revolución informativa, la cual trató de dar sentido a lo que de otra forma habría sido sólo información fragmentada”.

Orígenes de la prensa

El periódico, tal como hoy lo conocemos, nació en Inglaterra en el Siglo XVIII. Pero con anterioridad a esta fecha existieron distintas formas de comunicación social. En la Roma antigua existían distintos medios de información pública, tal es el caso de “Las Actas públicas o actas del pueblo”, éstas consistían en una serie de tablones donde se entregaban los últimos y más importantes acontecimientos sucedidos en el Imperio.

Con la invención de la imprenta, ya en la Edad Media, aparecieron otras publicaciones periódicas. Éstas informaban sobre hechos excepcionales, cuando la ocasión lo requería, tal es el caso del descubrimiento de América.

Los gobiernos de la época pronto comenzaron a utilizar la información como propaganda, desarrollando los temas en un formato de libro y portada ilustrada. La iglesia, por su parte, realiza publicaciones de contenido popular, trataban temas sensacionalistas, monstruos, milagros... y la explicación de los mismos suele ser siempre religiosa.

Desde el 1600 las Gacetas con periodicidad semanal eran impresas por editores privados, pero pronto quedarían bajo la protección de los Estados Absolutos que las utilizarían como medio de propaganda de la monarquía.

Ya en el Siglo XVIII las empresas periodísticas introdujeron innovaciones técnicas, establecieron una infraestructura informativa para la recepción de noticias y mejoraron los sistemas de distribución, a medida que se desarrollaron las redes del ferrocarril. La “visión comercial” era incorporada al desarrollo de la información, aparece una nueva mentalidad, con un fin lucrativo que permitió modernizar la empresa, reducir costos y aumentar la capacidad productiva.

Cabe destacar que en esta época el 80 por ciento de la población era analfabeta, el público-lector de papeles periódicos era una minoría ilustrada compuesta por nobles y clérigos, miembros de la burocracia real, oficiales del Ejército y algunos sectores de la clase media profesional tales como médicos, profesores, abogados, entre otros.

Aunque, más allá de la visión elitista de la prensa del Siglo XVIII, nos encontramos en los cimientos de ésta y el papel fundamental en la difusión de las ideas, ya sean liberales o conservadoras, pero que en definitiva, relacionan de manera evidente el apego de los medios al poder y la utilización de éstos como vehículos de transmisión de una determinada ideología.

Un ejemplo claro de esto, es lo que ocurre “tras la Revolución francesa, donde se produjo en toda Europa una reacción conservadora y se impuso de nuevo el absolutismo por lo que lo periódicos liberales tuvieron que dirigir sus esfuerzos a luchar contra él”.

Estas publicaciones, de una marcada tendencia política, fueron creadoras de opinión pública y fermento de las instituciones democráticas. Tras el triunfo del liberalismo, todos los países occidentales reconocieron la libertad de expresión y dictaron leyes de prensa.

Se realizaron reformas institucionales, apuntando a la ampliación formal y legal de las libertades públicas y es, precisamente, “en el ámbito de la prensa uno de los primeros en que se hace sentir la preeminencia lograda por el proyecto modernizador liberal, al aprobarse en 1872 la nueva Ley de Imprenta, la cual consagró la más amplia libertad”.

En tanto, en nuestro país, el nuevo marco legislativo instalado a partir de la normativa promulgada en 1872 permite a la prensa un notable desarrollo. “Cada día gana más terreno la información sobre los comentarios y las polémicas de carácter meramente doctrinario”.

Para Ossandón y Santa Cruz una suerte de “hegemonía de pensamiento liberal” marcado por un carácter universalista y cosmopolita genera una cultura cotidiana, en donde las élites adoptan nuevas costumbres y las hacen parte de su vida. Se desarrolla un estilo de vida propio de los cánones de la cultura europea, especialmente la inglesa y francesa.

Es así, como se forman espacios exclusivos que consolidaron una identidad oligárquica que pronto fue transmitida por los medios de esta “propia élite que monopoliza el poder, representa su situación social en una puesta en escena que opera como vitrina para el resto de la población, es aquí donde genera espacios públicos exclusivos, segrega y excluye, pero al mismo tiempo son cercanos y abiertos a la mirada de los otros”.

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