EL SIGLO DE TORREÓN
CD. LERDO, DGO.- David tiene rostro de niño, es simpático al hablar, no tiene una adecuada noción del tiempo y está un poco preocupado. David tiene 12 años y será enviado al Centro de Observación y Orientación de Menores Infractores (COOMI) en Durango, está acusado de amenazar de muerte a sus abuelos.
Sentado junto a la barandilla de la Policía Ministerial, el niño regordete, con los pómulos hinchados, el cabello corto, las uñas repletas de tierra, las manos y los brazos con mugre, David pregunta sobre su futuro: “El Combi (COOMI) es una escuela o qué”.
El menor describe sin titubear que iba a matar a su abuela con un cuchillo porque le caía gorda, después se ríe, no cree en su dicho, luego menciona que el cuchillo se lo encontró en la calle y que lo iba a regresar.
En la mejilla izquierda de David se observa una cicatriz grande en forma de estrella, habla cambiando la letra “l” por la “r” y dice que se la hizo en un accidente, cuando su padre que manejaba una camioneta con fruta chocó contra un trailer. Su padre falleció, no sabe decir cuándo.
David insiste en su versión del accidente, para mostrar su verdad se levanta su playera negra vieja y deja a la vista varias cicatrices en el pecho, son grandes, amplias, parecen larvas color carne incrustadas en su cuerpo.
“En el Combi me van a pegar”, pregunta angustiado el niño, sus abuelos están de acuerdo en que se lo lleven, que reciba un tratamiento, no están seguros si David es un niño normal, ellos lo cuidan desde hace tiempo.
“Mi mamá se fue a Juárez, trabaja en una tienda de ropa”, dice David sobre su madre, quien según sus abuelos tiene otro oficio nocturno y desde hace tiempo se desentendió de su hijo.
El reporte oficial de la Policía Preventiva dice que David vive en la calle Felipe Ángeles 209 de la colonia Francisco Villa.
El niño no va a la escuela y hoy está a punto de poner pie en un centro de internamiento de reclusión. “Del Combi a donde me mandan, de ahí me puedo escapar”, dice por último David.