México, (EFE).- Nunca es tarde para aprender, puede ser el lema del mexicano Juan José Ortiz Montuy, quien a sus 86 años obtuvo una maestría en Ciencia Política, que sumó a sus títulos de ingeniero civil, economista y politólogo.
Ortiz Montuy, con diez hijos y originario del humilde pueblo de Frontera, en el sureño estado de Tabasco, planea además inscribirse al doctorado de Ciencia Política porque, dijo, "siempre veo hacia delante".
El mexicano, quien trabaja en un departamento académico, es el estudiante más longevo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En días pasados, el anciano presentó su tesis "Efectos políticos de las leyes electorales" con la que obtuvo la maestría, indicó un comunicado de la UNAM difundido en su sitio en Internet.
Además, Ortiz Montuy es jefe de la unidad de División del Sistema de Universidad Abierta de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Aragón.
El longevo estudiante considera que en México lo que hace falta son políticos. Dice que "hay gobernantes, que no son políticos".
Opinó que hay gente en el poder sin fundamentos en esta disciplina y los especialistas deben encauzarlos, "ser sus consejeros, que entiendan que el pueblo es primero, que el Estado tiene que tomar en cuenta a la población".
Agregó que todos los grandes líderes de México han tenido un proyecto de nación, sin embargo, éste se comenzó a perder a raíz del neoliberalismo.
Por ello, "necesitamos delinear uno nuevo, no a corto sino a largo plazo, y en eso deben intervenir los que tienen la preparación de políticos", comenta.
Ortiz Montuy es originario de Frontera, un pueblo incomunicado del que "sólo se podía salir por canoa", según contó.
Por ello, estudió la carrera de ingeniero civil para hacer caminos, puertos e instalaciones. Después estudió economía cuando percibió que los grandes problemas de México son de carácter económico.
"La voluntad no tiene años. Sigo trabajando y lo seguiré haciendo. El presente es la base del futuro, pero si tú no ves hacia adelante no puedes prepararte", afirma el octogenario.
Con diez hijos, todos universitarios, comenta que siempre se preparó para el mañana, porque espera ser un ejemplo para las demás generaciones.