EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Mexicanos al grito de paz

Adela Celorio

Como todos los años, este 15 de Septiembre se volvió a anudar la garganta y a adelgazarse mi voz, en el intento de enlazarla con la de tantos compatriotas que inflamados de fervor patrio, acompañamos al Presidente a cantar el Himno Nacional en la tradicional celebración del “Grito”.

Este año no lloraré, me ordeno, pero ni caso. Está claro que no me es posible controlar una emoción que todavía no sé si obedece a un exaltado nacionalismo, o a la inquietud que me produce la letra de nuestro Himno.

No quisiera nunca que mis ojos tuvieran que presenciar de nuevo -como aquel 19 de septiembre del 85- “que retiemble en sus centros la Tierra” y muchísimo menos que retiemble “al sonoro rugir del cañón”.

¡Que locura! No quiero ver nunca a los “mexicanos al grito de guerra” sino de paz y el único rugir que deseo para nuestro país, es el de los tractores, el de las fábricas, el rugido del viento fecundando los campos. No quiero nunca ver a mi hermano ni a mi hijo “el acero aprestar y el bridón”.

Prefiero verlos aprestar los libros, el pan, las herramientas de trabajo. Quiero ver el día, en que pasado el frenesí del Himno, las banderas y la nacionalidad exacerbada y tequilera que nos hace gritar ¡Viva México hijos de la...!; nos apliquemos a construir el país que queremos. No quedando más extraños enemigos que matar, ni territorios que defender, el ámbito de los héroes de hoy, pedestre y cotidiano, se limita a luchar contra la pobreza y la marginación que aflige a tantos compatriotas.

A dar guerra sin cuartel a la corrupción; ese extraño enemigo que ha contaminado la sangre y los huesos de la patria y que hoy debilita hasta nuestras más altas instituciones. Las batallas que nos corresponden hoy, son en contra de la ilegalidad y la impunidad. Son contra la apatía y la desesperanza. Contra la moderna obsesión de escapar de nuestra realidad vía la pantalla, las drogas, la sexualidad exacerbada o el teléfono celular.

Contra esos enemigos voy con todo lo que puedo y me pongo de pie para cantar: “Ciña oh Patria tus sienes de oliva, de la paz el arcángel divino. Y en el cielo tu eterno destino, nos convoque a lidiar con valor”.

adelace@avantel.net

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 110455

elsiglo.mx