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Miden mural mestizo hallado en Tlatelolco

México, (EFE).- El primer mural mestizo de México, pintado hacia 1536 con mano de obra indígena pero bajo dirección española, aparentemente tiene una superficie de 44 metros cuadrados, que en parte ya ha sido desenterrada.

El mural fue descubierto en abril del año pasado enterrado debajo del Convento de Santiago, en la zona arqueológica de Tlatelolco, en el centro histórico de la capital.

La obra fue hallada durante las obras para instalar una canaleta para la evacuación de aguas de lluvia que evitara la inundación del archivo histórico de la Cancillería, ubicado en el convento, aunque la noticia salió a la luz pública recientemente.

Hasta el momento ha sido desenterrados cuatro metros lineales del ala oeste de un antiguo depósito de agua que funcionó durante el siglo XVI para abastecer la iglesia de Tlatelolco y el Imperial Colegio de Indios (donde se enseñaba latín y español a los aborígenes de linaje), que se establecieron en el lugar inmediatamente después de la conquista, hacia 1526.

Pero se espera encontrar todavía otros 16 metros del mural, que se estima podría haber medido 2,20 metros de altura y 20 de longitud, según explicó el jefe de la zona arqueológica de Tlatelolco, Salvador Guilliem.

La obra, pintada hacia 1536, tiene 30 centímetros de espesor y fue encontrada dividida en varias piezas sobre una gruesa capa de adobe y en excelente estado de conservación a pocos centímetros del suelo.

"Fue una especie de enterramiento ritual de esta pintura que estaba en los muros altos", dijo.

El trozo desenterrado representa una alegoría de la vida lacustre tras la conquista, cuando la capital del imperio azteca, Tenochtitlán, que se ubicaba sobre varias islas en el lago Texcoco, quedó como señorío español y la ciudad de Tlatelolco como lugar de indígenas.

El mural está pintado en los tonos tradicionales utilizados por los indígenas en sus pictogramas antes de la llegada de los españoles: negro, azul maya, rojo, ocre y blanco.

Pero también deja en evidencia la intervención española en la utilización de técnicas como la grisalla (delineado en rojo de las figuras antes de pintarlas) y en la disposición espacial.

"La mano de obra fue indígena, pero se ve que quien los dirigió fueron los frailes franciscanos porque la escena no corresponde al lenguaje ideográfico prehispánico. La manera en que fue desplegado el mural es a la usanza europea", afirmó.

El sincretismo se detectó, además, por la mezcla de elementos como rostros de ángeles y animales míticos de la cultura indígena como el "ahuitzol", una especie de felino cuyas patas y cola aparentaban manos de hombre.

El trozo de mural desenterrado, fragmentado en 2.213 piezas, contiene 44 figuras diferentes, entre ellas el ahuitzol, un jaguar, un águila y una garza, además de tortugas, plantas, peces y pescadores con sus utensilios.

Tlatelolco fue el último bastión de resistencia indígena contra los españoles y es uno de los sitios arqueológicos más importantes de la capital mexicana.

"Fue el crisol del México mestizo donde nace la mezcla pictórica que llega a otros templos, como Ixmiquilpan, Actopan, Malinalco e incluso a Oaxaca", dijo Guilliem.

El Imperial Colegio de Indios de Santa Cruz de Santiago Tlatelolco no sólo cobijó a los indígenas, sino que además se permitió ciertas "libertades artísticas" al evangelizarlos en su señorío.

Junto con Salvador Guilliem trabaja en la restauración del mural el especialista Gonzalo Fructuoso.

Todavía quedan entre 6 y 9 meses de exploración para sacar a la luz el resto del mural. En forma paralela se realizan estudios bibliográficos, iconográficos y hemerográficos sobre el hallazgo que deberán estar concluidos en dos años.

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