EFE
MOSCÚ, RUSIA.- Rusia celebró ayer con actos solemnes en la Plaza Roja y en el Kremlin de Moscú su fiesta nacional, el Día de Rusia, que conmemora la proclamación de su soberanía dentro de la antigua la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1990.
Los máximos dirigentes rusos, el cuerpo diplomático y centenares de invitados de honor presenciaron desde las tribunas conciertos, danzas y espectáculos deportivos interpretados por representantes de las 88 repúblicas y regiones que integran la Federación de Rusia.
Entre los invitados de honor estaba el primer presidente ruso Boris Yeltsin, quien en 1992 convirtió esa jornada en día no laboral y dos años más tarde, le dio el rango de fiesta de Estado.
En un breve discurso, el actual presidente, Vladimir Putin, alabó los valores del “patriotismo, libertad y democracia” y la buena marcha de la economía e hizo un llamamiento a la consolidación de la nación para convertir a Rusia en “un Estado con peso en el mundo”.
Tras un desfile de las tropas de la región militar de Moscú, Putin ofreció a mil 500 invitados un singular banquete en el Kremlin, por primera vez al aire libre y bajo un sol brillante que rompió la lluviosa monotonía de los últimos días gracias a que las autoridades movilizaron a la aviación para disolver la nubes.
Los anfitriones del Kremlin instalaron las mesas en la céntrica plaza Ivánovskaya del recinto, entre la Catedral de la Asunción y el Palacio del Estado y al lado de los emblemáticos Cañón-Zar y la Campana-Zarina.
Actos festivos se celebraron también en otras ciudades de Rusia y sólo en la separatista Chechenia -donde el Ejército redobló la vigilancia tras el reciente asesinato del presidente pro ruso, Ajmad Kadírov- se vieron ensombrecidos por nuevos incidentes armados y víctimas de la guerra, que pronto cumplirá cinco años.
