Durango

Miles visitan por última vez a Monseñor López Aviña

Entre rezos y cánticos

?Dios te salve María/ llena eres de gracia,/ el Señor es contigo,/ bendita eres tú entre todas las mujeres/ y bendito sea el fruto de tu vientre, Jesús... Santa María, madre de Dios,/ ruega por nosotros los pecadores/ en la hora y a la hora/ de nuestra muerte. Amén?... se oyó minuto a minuto y durante todo el día de ayer en la Catedral Basílica Menor; Rosario que pronunciaban fieles religiosas católicas.

El Rosario se repetía una y otra vez, cada 20 ó 30 minutos y se registraron algunas variantes, entre rezos y cánticos y se efectuaron misas intencionadas para familias que habían pedido los servicios dentro de la Catedral, mientras algunos sacerdotes y párrocos de la ciudad de Durango terminaron su misa por la mañana con plegarias dedicadas al eterno descanso de quien en vida fuera el sexto arzobispo de Durango, Monseñor López Aviña.

La Catedral se observó con mayor movimiento que el que normalmente se observa en días comunes, pero la mayor afluencia de personas que acudieron a visitar por última vez a Antonio López Aviña se dio aproximadamente a las 11:30 horas, entre 100 y 120 personas, cuando varios miembros de instituciones educativas así como ciudadanos asistieron a este lugar para hacer guardias cada 30 minutos y otros para alcanzar a ver su rostro inerte, que se encontraba ya en un ataúd de unos 23 mil pesos, aproximadamente, según comentó un encargado de la compañía funeraria.

Ya por la mañana acudieron personalidades políticas y funcionarios, como José Rosas Aispuro Torres, presidente municipal, que fue acompañado de José Luis Cisneros Pérez, secretario del Ayuntamiento; Francisco Esparza, subsecretario, y Rosauro Meza Sifuentes, regidor.

También acudió Pedro Ávila Nevárez, diputado federal; Elvira Barrantes de Aispuro, Maximiliano Silerio Esparza, ex gobernador de Durango, y otros personajes de la vida política y social de Durango, quienes hicieron guardias y una visita al Arzobispo, que en vida fue un religioso influyente y líder espiritual de muchos.

Como López Aviña lo pidió, ayer inició la excavación de la fosa frente al altar de la Virgen María y comenzó a las 12:00 horas, ya que siempre externó su deseo de ser sepultado en este lugar, junto al cuarto Arzobispo de Durango, don José María González y Valencia, quien murió el 27 de enero de 1959.

También sobre el altar de la Virgen yacen los restos de Francisco Ferreira, primer arzobispo de Texcoco, quien pereció el 13 de diciembre de 1977 y quien por ser originario de Durango también manifestó su interés de ser inhumado en este lugar.

La excavación de la fosa y el acabado de la misma fue encargada al arquitecto Guillermo González Treviño, quien ocupó a tres trabajadores para hacer la horadación que especificó la funeraria, que debe ser de 90 centímetros de fondo por 80 de ancho libres, más el muro de ladrillo, que tuvo aplanado y que será sellada con una placa de mármol con bronce, parecida a la de sus homólogos arzobispos que yacen frente al altar de María.

Aproximadamente a las 07:00 horas, los trabajadores al mando del Arquitecto dieron fin al sepulcro, que hoy estará listo para que después de las honras fúnebres del cuerpo de Antonio López Aviña, que serán oficiadas a las 12:00 horas, sea sepultado y coincidiendo con el fin de semana en el inicio de Cuaresma.

Muchas coronas florales fueron enviadas a acompañar el cuerpo sin vida de don Antonio, como muchos le conocían. Algunas fueron de familias que tuvieron mucho contacto con él y otras de personalidades políticas y funcionarios públicos. Varios estuvieron presentes en la Catedral y otros no.

Podría oficiar misa Cardenal Rivera

Antes de las 12:00 horas de ayer los responsables de logística, de la Catedral y de la misa que se llevará a cabo para despedir el cuerpo de López Aviña, ya se ponían de acuerdo para acomodar a unos dos mil 500 duranguenses en el interior del templo, pero todavía no sabían si el cardenal Norberto Rivera Carrera oficiaría el acto religioso, dijo el padre Héctor Alejandro Frías Ramírez, vicario episcopal de laicos y encargado de la salud de los sacerdotes.

En esta reunión improvisada que tuvo lugar en el altar, a un lado del cuerpo del arzobispo emérito, Antonio López Aviña, Frías Ramírez dialogó con Salvador Medina, párroco de San Agustín; también con Salvador Aguilera del Seminario Mayor y Eduardo Gutiérrez Vázquez, párroco del Sagrario Metropolitano que está ubicado dentro de la Catedral, con quienes afinó algunos detalles para las honras fúnebres que se llevarán a cabo hoy.

La Catedral tiene un cupo en bancas para aproximadamente mil personas, pero se contratarán más sillas para que puedan acomodarse unas mil 500 más, entre duranguenses, sacerdotes, párrocos y visitantes de otros estados.

Frías Ramírez indicó que se espera gran afluencia de duranguenses en la Catedral y calculó que el mismo número de personas que podrían estar de pie en misa podrían estar sentadas. Por eso dijo que será mejor contratar sillas para la comodidad de la ciudadanía.

Alrededor del altar y del cuerpo de Monseñor Antonio López Aviña, se acomodarán los personajes del Seminario, de los movimientos laicales y religiosas; los sacerdotes frente al altar y el resto del espacio de la Catedral será para los duranguenses.

En la misa y en el altar se ubicarán los obispos que también estarán en el oficio de misa, los de El Salto, municipio de Pueblo Nuevo, Mazatlán y Culiacán, quienes se introducirán por la sacristía, se dirigirán al baptisterio e iniciarán la procesión; sin embargo, se espera la llegada de más obispos y amigos de López Aviña, quien fue considerado amigo y líder dentro de la Conferencia Episcopal.

Muchos obispos de distintas partes de la República lo admiraban y es posible que hoy asistan varios de ellos para despedir los restos de quien fue su compañero y amigo.

El número de sacerdotes de quienes se espera su llegada puede ascender a unos 100, como lo confirmaron los obispos de Culiacán, Mazatlán y El Salto, aunque es posible que el número se incremente si otros obispos invitan a sus sacerdotes.

Los párrocos y religiosos que se encargaron de la organización de las honras fúnebres indicaron la posibilidad de lectura de las Sagradas Escrituras con Jeremías, Romanos así como San Juan 11, donde se menciona la resurrección de Lázaro.

Su última noche

?La última noche que pasó con vida el sexto Arzobispo de Durango la pasó en sus cinco sentidos y siempre le oraba a la Virgen María, para que le ayudara a continuar viviendo?, afirmó Héctor Alejandro Frías Ramírez, vicario episcopal de la Arquidiócesis en la entidad. ?Siempre fue un hombre sano y no sufrió de las enfermedades crónicas propias de la vejez, como una diabetes, un cáncer o hipertensión?, dijo.

Frías Ramírez, también encargado de la salud de los sacerdotes, comentó que a don Antonio se le veía bien y que no representaba ninguna enfermedad grave y opinó que más bien el paro respiratorio del que fue víctima fue a causa del normal desgaste físico que tiene el cuerpo humano.

Siempre expresó su interés de ser sepultado frente al altar de la Virgen María y así se hará su voluntad, como lo fue también para otros dos arzobispos. Muchos otros obispos yacen abajo del altar principal de la Catedral, en sus criptas, ya que generalmente esta jerarquía eclesiástica es sepultada en sus templos.

También, ayer pasó su última noche a la vista del ser humano López Aviña en el interior de su ataúd.

El cuerpo de Monseñor fue velado finalmente con sus báculos que le acompañaron desde 1961, fecha en que lo nombraron sexto arzobispo de Durango y un gran sirio que alcanzaba a iluminar su cabeza, pues significa la luz y la guía para alcanzar la felicidad. Fue la última noche en que los duranguenses, funcionarios, empresarios y políticos pudieron ver el rostro de este líder religioso.

OPINIONES

Duele a los católicos

?Como ser humano pudo haber tenido virtudes y desaciertos, pero creo que don Antonio aportó mucho al desarrollo y a la historia de nuestra ciudad y en general del estado de Durango?, manifestó el presidente municipal, José Rosas Aispuro Torres.

Opinó que en forma indudable la pérdida de una persona como don Antonio López Aviña es importante, pues consideró que dedicó toda su vida al sacerdocio. Subrayó que es un deceso sensible que les puede mucho a los católicos, ya que no sólo se dedicó a actividades meras de la Iglesia, sino que fue una persona que participó en el desarrollo de la ciudad y fue un actor importante en las inquietudes de los distintos sectores de la población.

Rosas Aispuro indicó que es importante que exista una reflexión sobre lo que hizo y dejó de hacer.

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