EL PAÍS /AGENCIAS
Puerto Príncipe, HAITÍ.- El Departamento de Estado de Estados Unidos anunció ayer que enviará un pequeño grupo de expertos militares a Puerto Príncipe, la capital de Haití, para evaluar la seguridad en el país, que vive una situación caótica en medio de violentos enfrentamientos entre partidarios del presidente Jean-Bertrand Aristide y sus opositores.
El pequeño equipo de unas cuatro personas del Comando Sur estadounidense, con sede en Miami, se desplazará a la capital haitiana en los próximos días, según funcionarios del Departamento de Estado.
Los funcionarios destacaron que el equipo se centrará en una petición del embajador estadounidense en Haití para que se analice la seguridad de la delegación oficial norteamericana en el país caribeño.
Junto a la seguridad en la embajada, los funcionarios dijeron que los expertos militares también estudiarán otros temas, como la seguridad de los estadounidenses que viven en Haití y la vigilancia ante la posibilidad de que grupos de haitianos intenten huir del país y llegar a Estados Unidos.
Por el momento, no había ningún indicio por parte del Gobierno del presidente George W. Bush de algún cambio en su actual política de no intervenir en Haití.
El Gobierno de Aristide llama al alzamiento “golpe” y a los rebeldes “terroristas” y ha solicitado ayuda internacional, pero por el momento no se ha ofrecido ninguna.
Durante un discurso ayer, Aristide indicó que tiene la intención de permanecer en el Gobierno. “Estoy dispuesto a dar mi vida si hace falta para defender mi país”, dijo. “Si las guerras son caras, la paz puede llegar a serlo aún más”, agregó.
Ayer Aristide rechazó el adelanto de las elecciones generales sugerido por Estados Unidos y la oposición, cualquier solución que signifique la permanencia en el mando del ex cura salesiano y negó que la mayoría de los ocho millones de compatriotas participasen en unas revueltas de incierta evolución y circunscritas a localidades del norte o fronterizas con República Dominicana. Gonaives e Hinche continúan ocupados por los rebeldes, que ahuyentaron a los policías de las comisarías de cuatro poblaciones, posteriormente saqueadas. Armados con machetes y armas de fuego, hostigan y atacan aunque sin avanzar sobre la capital.
Puerto Príncipe, mientras tanto, sigue enquistado en una rutina de siglos: el hacinamiento y la miseria gobiernan sus barrios más míseros, cuyos habitantes sobreviven con un dólar al día y apenas siguen, por la radio, el desarrollo de las protestas y el cruce de machetazos desarrollados en el norte nacional. “Hay que comer”, es la reacción que resume las prioridades de una sociedad habituada a los violentos relevos de tiranos y déspotas y a la sucesión de fracasos gubernamentales. La policía abandonó varias pequeñas poblaciones temiendo la llegada de los insurrectos del Frente Revolucionario Nacional (FRN), antes Frente de Resistencia revolucionario y antes oficialista Ejército Caníbal. El ex comisario de la Policía haitiana, Guy Philippe, implicado en un intento de golpe de Estado contra Aristide, en octubre de 2000, emite proclamas y amenazas desde Gonaives: “No somos indiferentes a las masacres cometidas por la gente de Aristide y si no renuncia liberaremos Cabo Haitiano y luego el oeste”. “La comunidad internacional”, agregó, “debe decirle que renuncie rápido, o de lo contrario tomaremos el palacio presidencial”.
Su inquilino, no tiene ninguna intención de renunciar, ni de nombrar a un primer ministro aceptado por el frente antigubernamental. “Si me hablan de una oposición que públicamente apoya a terroristas, no me pregunten si tendré la irresponsabilidad de confiarle tal puesto”, reiteró Aristide.