La velocista mexicana es la esperanza de todos los mexicanos para ganar una presea en los Juegos Olímpicos de Atenas
21 de agosto de 2004
México, (EFE).- Aterrados por la posibilidad de no sumar medallas olímpicas por primera vez en 70 años, millones de mexicanos suspiran por la campeona mundial de atletismo Ana Guevara, a quien consideran la tabla de salvación para salvar el orgullo de la nación.
Lacerados por inesperadas derrotas en futbol, boxeo, atletismo y saltos, los mexicanos han sufrido de más en la primera semana de los Juegos Olímpicos de Atenas'04 y ahora han decidido apostar toda la esperanza a una sola carta: Ana Guevara.
Los "reventones", fiestas tradicionales de los viernes por la noche, tomaron un matiz distinto esta vez; en muchos lugares la gente detuvo la celebración de la llegada del fin de semana y se fue a ver en vivo por la televisión el debut de Ana.
Algunos bares y cantinas honraron el mes en el que Ana podría ganar los Juegos Olímpicos; hicieron su "agosto" con rebajas para los que quisieran ver en vivo la carrera poco antes de las dos de la madrugada y ofrecieron diversión a cambio de llenar sus arcas.
Derrotada en sus dos apariciones anteriores después de estar invicta por casi tres años, Ana dejó de ser considerada invencible, pero hoy devolvió la confianza al detenerse en los últimos metros, y aún así ganar con una ventaja de 26 centésimas de segundo.
Obsesionados por hallar un presagio favorable, los conocedores compararon hoy a Ana con el cubano Alberto Juantorena, último hispano campeón olímpico en los 400 metros lisos, y recordaron que en 1976 el caribeño debutó en Montreal igual que hoy la mexicana, mirando a los lados antes llegar a la meta como forma de reservarse.
Entonces Juantorena hizo su hazaña guiado por un entrenador extranjero, en los segundos Juegos Olímpicos de su vida y después de haberse probado en el baloncesto, tres características presentes en la mexicana, a quien solo le faltaría la medalla de oro.
Ana apenas ha asegurado un lugar entre las 16 mejores en Atenas'04, pero eso no le importa a los buscadores de pretextos para ser felices; por primera vez en una semana han relajado el rostro y han minimizado el hecho de que el tiempo de 50.93 haya sido sólo el quinto mejor de las eliminatorias.
La televisión repite cada poco tiempo anuncios con la campeona que aparece lo mismo en la publicidad de un banco, de una compañía de teléfonos o de una corporación fabricante de bebidas hidratantes.
Los medios impresos no han quedado detrás, unos publican imágenes exclusivas del fotógrafo personal de Ana Guevara y otros han contratado a atletas retirados para que hablen del nerviosismo antes de una final olímpica.
La fiebre por Ana Guevara es similar a la que tuvieron los mexicanos en los años 80 por el goleador del Real Madrid Hugo Sánchez y por el lanzador de las Grandes Ligas de béisbol Fernando Valenzuela, con la ventaja de que la corredora participa en un deporte individual y si gana no compartirá la gloria.
En Atenas'04, México podría ganar medallas en ciclismo, taekwondo o saltos, pero nadie saca esas cuentas porque Ana representa el todo o nada para salvar el orgullo.
"Mi héroe es una chava, gracias Ana", reza un anuncio gigante colocado en varios sitios de la capital, en el que un niño hace un gesto de triunfo con el antebrazo similar al de la Guevara cuando gana: Así resume la sensación de un pueblo entero, que hoy luce vulnerable ante el hechizo de una mujer.