El niño estaba enfermo, y sus padres no lo podían llevar al pueblo porque no había puente para cruzar el río. San Virila tomó al niño en sus brazos y caminando sobre las aguas lo llevó.
Unos días después se reunieron los aldeanos a deliberar. Pensaron que no siempre estaría entre ellos San Virila para hacerles más milagros como aquél. Así, acordaron hacer un puente sobre el río. Se pusieron todos a trabajar, y en unos cuantos meses el puente estuvo terminado.
Les dijo alegremente San Virila:
-¡Qué gran milagro hicieron! ¡Mucho mejor que el mío!
¡Hasta mañana!...