Cierto día un hombre se puso a buscar una aguja en un pajar.
Pasó un día y no la halló.
Pasó una semana y no la halló.
Pasó un mes y no la halló.
Pasó un año y no la halló.
Cincuenta años pasaron y no la halló.
Una tarde el hombre que buscaba una aguja en un pajar finalmente la encontró. Ahí estaba la aguja, confundida en la paja. La tomó entre sus dedos temblorosos y la miró con amoroso afecto. Toda su vida la pasó buscándola, y al fin la había hallado. Pero entonces sucedió algo terrible: el hombre había olvidado para qué buscaba una aguja en un pajar.
Este cuento debe tener alguna moraleja.
Voy a buscarla.
¡Hasta mañana!...