HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
El Señor hizo al Hombre.
Después, por extraña asociación de ideas, procedió a hacer al gusano.
Llegó el Espíritu y contempló a Adán lleno de admiración:
-¡Qué obra magnífica! -dijo al Padre, que seguía ocupado en su labor-. Es una criatura perfecta, un ser destinado a perdurar.
-Sí -reconoció con modestia el Creador-. Y el Hombre tampoco está tan mal.
¡Hasta mañana!...