Unos dijeron que el signo de la cruz se debe hacer con un solo dedo de la mano.
Otros proclamaron que se ha de hacer con dos.
Aquéllos insistieron en que se tienen que usar tres dedos.
Los de más allá afirmaron que son necesarios cuatro dedos.
Y el resto postuló que si no se emplean los cinco dedos de la mano la acción de persignarse es nula.
Como no se pusieron de acuerdo lucharon entre sí, y se mataron.
Los pocos que sobrevivieron formaron grupos: unienses, bicenses, trienses, cuatrenses y cinquen-ses, con diversas ramificaciones, derivaciones, divisiones, separaciones y bifurcaciones.
A eso llamaron "cristianismo", y también "civilización cristiana". Ya no se matan -salvo de vez en cuando, en caso necesario- pero cada uno esgrime su verdad como la única. Todos usan el signo de la cruz; pocos recuerdan su significado. Unienses, bicenses, trienses, cuatrenses, cinquenses... Y todos los demás.
¡Hasta maña