HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
Era un paraíso el Paraíso. En él estaba la flor y estaba el fruto, y aves que cantaban canciones que encantaban, y claros ríos, y praderas verdes. Las mañanas eran soleadas, tibias las tardes, las noches un mágico claror de estrellas y de luna.
En ese perfecto edén se amaron el hombre y la mujer.
Después vinieron horas tristes: conocieron el sufrimiento, las penas y el dolor. En medio de esas amarguras también se amaron la mujer y el hombre. Y fue su amor entonces más grande y más perfecto que el de los días felices. Fue ese amor pleno su verdadero amor.
Los días de la criatura humana están hechos de canto y llanto. Con amor los días de la felicidad son más felices, y pesan menos los días de pesar. Por un puente de amor podemos cruzar por sobre todos los abismos de la vida y la muerte; con luz de amor disipamos las sombras de la soledad. Cuando un hombre y una mujer se aman, en ellos está Dios, que es el amor.
¡Hasta mañana!...