HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
El Señor sumió a Adán en un profundo sueño, le quitó una costilla y de la costilla hizo a Eva.
Feliz estaba al principio Adán con la mujer. Todo en ella le maravillaba. Le maravillaban sus ojos, más brillantes y grandes que los de la gacela; le maravillaba su pelo, sedoso y largo como una cascada silenciosa; le maravillaba su voz, dulce como una canción de ruiseñor. Y le maravillaba su cuerpo, lleno de inéditos goces misteriosos.
Por eso el Señor se sorprendió bastante cuando Adán se le acercó y le dijo:
-Señor: ¿podrías sumirme otra vez en un profundo sueño?
-¿Para qué? -le preguntó el Señor.
Y tímidamente dijo Adán:
-Es que ¿sabes, Señor? Todavía me quedan 23 costillas.
¡Hasta mañana!...