¿Qué extraña condición tenemos los humanos, que en el invierno sentimos nostalgia de la primave-ra, y cuando llegan los días invernales ansiamos que regrese de nuevo la estación vernal, la de las flores, los pájaros y el sol?
Todo tiene su tiempo, dice el Eclesiastés. Hay tiempo de vivir y tiempo de morir. Es decir, de volver a vivir. El poeta se condolía de que a su primavera tuviera que seguir el invierno. Debió alegrarse por la promesa de que a su invierno seguiría otra primavera.
El río va hacia el mar, eso es muy cierto, pero también es cierto que del agua del mar se hacen los ríos. Río y mar son una misma cosa: el río es mar que será, y es igualmente mar que fue. Nosotros somos vida que es, pero también somos vida que fue y vida que será.
Todo a fin de cuentas es vida.
Todo es vida a fin de cuentos.
¡Hasta mañana!...