Me entristeció la muerte de don Baldomero Garza, amigo bueno y compañero de aficiones. Tuvo un oficio noble este señor: fue criador de reses bravas. En su ganadería nuevoleonesa disfrutamos inolvidables ocasiones en que anduvieron de la mano la torería, la canción y el decir de las cosas entrañables.
Baldomero narraba con ingenio las tradiciones de su tierra. Recuerdo su historia de aquel hombre ya viejo que en la cantina, ebrio, cubrió de insultos a un fornido mocetón. No respondió el muchacho a los agravios: consideró la borrachera y edad de su ofensor. Pero al siguiente día se topó con el viejo, y entonces sí le reclamó. Le preguntaban después al carcamal qué había hecho ante la reclamación. Y respondía él: "Saqué el ‘No me acuerdo’ y ahí me amacicé".
Expreso mi sentimiento a la familia de nuestro amigo. Extrañaremos su don de gentes, su señorío y su cordialidad. Cuando se van hombres como él algo se va también de quienes lo tratamos.
¡Hasta mañana!...