HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
Adán y Eva contemplaban el crepúsculo. El crepúsculo –eso lo saben hasta los pintores abstractos- es hermoso. Arde en sí mismo el sol, como si su propia belleza lo incendiara, y todas las cosas se abrazan a él para no dejarlo ir, y en él se abrasan.
Preguntó Eva:
-¿Por qué habrá crepúsculos?
Respondió Adán:
-Quizá para que recordemos a Dios.
Por la noche llegó la tempestad. Pareció hundirse el mundo; el mar se echó sobre la tierra y los ríos se volvieron látigos.
Preguntó Adán:
-¿Por qué habrá tempestades?
Y respondió Eva:
-Quizá para que no olvidemos a Dios.
¡Hasta mañana!...