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MIRAJES

Emilio Herrera

L U N E S

En cuanto estuve en edad de darme cuenta de las mil y una cosas que pasaban a mi alrededor, me la di de que mis paisanos estaban de verdad enamorados de la patria que nos había tocado, y que aunque muchos sólo conocían de ella esta comarca, no desaprovechaban oportunidad para decir por todos lados aquello de “Como México no hay dos”, frase hecha por sus abuelos y que ellos, los nietos, seguían repitiendo, convencidos de que se refería a todo lo bueno que en él hay, y lo fácil que es sobrevivir aquí aun para aquéllos que no se le entregan totalmente.

Es cierto que la ilusión cuenta y es tan útil como la certeza, pero, creo que el amor a la patria no sólo perdura más fácilmente sino también crece cuando esa patria es conocida a lo ancho y largo por sus habitantes.

Sería fantástico, por ejemplo, que mediante un pequeño ahorro durante sus seis años de primaria, al terminar ésta todos los estudiantes, que entonces tendrían sus doce años cumplidos, pudieran visitar la capital de su país y, encabezados por sus maestros la conocieran y visitaran los sitios más importantes de ella cuando todavía tienen fresca en su memoria las clases de historia que han recibido. Al volver estarían preparados para ser, puedan o no seguir sus estudios, mejores mexicanos. Después de visitar la capital de su país estarían preparados para amar mejor a México.

M A R T E S

Últimamente han sucedido en nuestra comarca una serie de suicidios de hombres y mujeres. Normalmente esto sucedía siempre entre personas de la tercera edad, cansadas de soportar por años enfermedades incurables.

Pero, ahora son jóvenes, a veces demasiado jóvenes, quienes deciden dejar de vivir. Y no se trata como sucedía antes por razones amorosas, hoy lo que hace pensar en el suicidio es la pobreza; pero tampoco es tomada esta determinación por hambre – con el hambre el mexicano se lleva bien -; no, el poco dinero que no se tiene, en una o dos ocasiones, ha sido apenas el necesario para adquirir unas hojas de papel, un cuaderno, para realizar una tarea escolar.

Aparte de esos suicidios que se han dado a conocer en su momento por los diarios, hay otro que ocurre a diario y se sufre y oculta en la resignación. Si es que para suicidarse se necesita valor, tampoco se le puede negar a quienes a diario tienen que enfrentarse al hecho de aceptar seguir viviendo estando plenamente convencidos de que su situación no mejorará, que seguirá siendo la misma hasta la muerte.

Por eso, la misión más importante de los buenos gobernantes es buscar y encontrar la manera de crear constantemente empleos, trabajos que devuelvan la esperanza a esos miles de mexicanos que alguna vez tuvieron uno, lo perdieron y no lo han vuelto a encontrar, lo que en ocasiones los lleva, y si no a ellos a sus hijos, al suicidio.

M I É R C O L E S

Virginia Oldoini, condesa de Castiglione, fue una de las mujeres más famosas del segundo Imperio y amante, al parecer, durante cierto tiempo de Napoleón III.

Era mujer de un carácter indomable y cuando se casó, muy jovencita, no quiso conocer a la suegra. Vivía entonces el matrimonio, su esposo fue Francisco Vearasis, conde de Castiglione, en Florencia.

Un día su esposo la invitó a pasear y ya dentro del coche, en pleno paseo, el conde insinúa que, como ya era su mujer, lo más correcto será que un día u otro consienta en conocer a su suegra. Hoy, por ejemplo, le dice.

El conde cree tener ganada la partida, puesto que su esposa no contesta. Pasan por un puente bajo, sobre un arroyo. De pronto Virginia abre la puerta y, sin que el conde lo pueda impedir, salta del coche al agua. El coche se detiene, el conde corre en ayuda de su mujer y se encuentran los dos en la orilla adonde ella ha llegado medio a nado, medio a pie. Y con toda la fingida ingenuidad de que es capaz, pregunta: ¿Tú crees que estoy presentable para hacer a tu madre la primera visita de mi vida?

Y así queda aplazada otra vez la presentación.

Al parecer el conde de Castiglione era un hombre de buen trato, muy campechano, y al mismo tiempo un redomado cínico, que decía de si mismo:

Soy un marido perfecto, un modelo de maridos, no veo nada, no oigo nada, ni me entero de nada.

J U E V E S

Uno de los Morgan que en el mundo han sido, pero que no fue ni el tan conocido banquero y ni siquiera el lejano corsario, pero que murió ya entrado este siglo dejó dicho que “Algunos políticos, gangsters del mundo contemporáneo, desean el establecimiento definitivo del desorden en la sociedad, para, en medio de él, imponer su tiranía. Se oponen por sistema a la concordia social y odian la independencia del arte porque temen su influencia espiritual y conciliadora”.

En ese desorden andamos nosotros, por eso nadie se entiende con nadie y todos tiran de la cobija para su lado tratando de obtener para su comodidad la mayor parte de la manta. El estira y afloja es constante y nadie puede quedarse con ella definitivamente, pero, mientras la tienen la recortan lo que pueden hacer sin que apenas se note gracias a su calidad de inconsutil.

A los que de plano no calienta es a los pobres de México, no obstante que cada día que pasa su número crece. ¿Cuántos programas inútiles se han intentado en este sexenio sin que con ellos se haya llegado a ninguna parte?

Y en cuanto a los defraudadores, todos han sido localizados, todos han vuelto, pero, nada o muy poco se ha dicho de lo que se llevaron, si lo regresaron o no, y a qué lo van a dedicar. Han sido tantos millones que con ellos bastaría para crear muchos de los empleos que hacen falta en México.

V I E R N E S

Desde hace décadas los mexicanos nos venimos consolando pensando que este presente, y el anterior y el pasado, no han sido sino el preámbulo de nuestra historia convertida en novela del porvenir. Esta esperanza es la que nos ha venido sosteniendo frente a los desmanes de tantos gobernantes que han pasado por nuestros Estados y por nuestra Capital de la República, a la que han llegado a dirigir llenos de compromisos hacia quienes facilitaron su ascenso. Como buenos mexicanos han honrado la palabra dada en su momento a estos patrocinadores, no pasando lo mismo con las que dieron al pueblo, que fueron más, pero sin ningún valor.

Y así vamos de tumbo en tumbo, de mentira en mentira, sobreviviendo, olvidados ya de aquellos sueños de grandeza que, como ciudadanos, yo escuchaba a mis mayores en mi adolescencia. No que no hayamos crecido, y que no tengamos cosas que antes no teníamos, no; de lo que se trata es de nuestra mexicanidad, de la que en aquellos tiempos hasta presumíamos y hoy, a muchos jóvenes, particularmente como que apena, y de sus dos apellidos, si alguno suena a extranjero como que en él ponen énfasis.

Es tiempo de que en las escuelas primarias pongan énfasis en estos aspectos de la educación, porque como se dice con frecuencia, en sus alumnos siembran el porvenir de México.

S Á B A D O

En la Universidad Autónoma de la Laguna tuvo lugar ayer, al medio día, la inauguración de la escultura “El Vuelo del Halcón”, misma que fue donada a la UAL por su propio autor, el escultor de fama internacional, Sebastián.

Enrique Carvajal, cuyo es el nombre de pila del artista, es amigo de la UAL desde hace tiempo: ha dirigido seminarios de diseño para los alumnos de arquitectura, y les ha dictado por cortesía conferencias de arquitectura y de diseño a los alumnos de esta materia.

Oportunamente se le hizo invitación especial al C. Lic. Enrique Martínez y Martínez, Gobernador Constitucional de nuestro Estado para venir a develar la placa respectiva en la ceremonia de Inauguración.

Por supuesto, don Pedro Rivas Figueroa, Rector de la UAL, quien cursó oportunamente las invitaciones correspondientes, expresó en su momento su agradecimiento al artista donante, cuyo obsequio llena de orgullo a esa Casa de Estudios.

Y D O M I N G O

El arte es un rigor universal, un rigor de la especie. No se librará México de experimentarlo, a pesar de los imbéciles y faltos de moral que tratan de resistir a la exigencia universal del arte, oponiéndole la medida ínfima de un arte mexicano, de un arte a la altura de su nulidad humana, de su pequeñez nacional. JORGE CUESTA

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