L U N E S
Acabo de recibir unas letras de Víctor Esteban el banquero lagunero radicado desde hace años en la Ciudad de México, durante los cuales nunca ha perdido la buena costumbre de leer su “Siglo” y, de carambola, esta columna por la cual se enteró de aquello del Circo Beas y los leones que no hace mucho aquí se mencionaba. Sus letras son para informarme, cosa que a ti, querido lector, también te interesará saber, que: “don Francisco Beas, el propietario del circo y domador de leones que fue, murió precisamente apresado por las fauces de un león, durante la realización del temerario acto, quedando al frente del circo su viuda, la señora Beas, quien tenía una pierna postiza, pues había perdido la suya al ser atacada, también, por un león cuando ella era domadora de esos felinos”.
“Todo esto lo sé, -sigue informándome el señor Esteban– porque ella, la señora Beas, era muy amiga de la madrina de uno de mis hermanos, a quien visitaba siempre que actuaban en Torreón, que solía ser muy a menudo”. Todo, pues, ha quedado en su punto. Como suele decirse: Todo lo sabemos entre todos.
M A R T E S
La nota más importante de los días anteriores fue la boda del príncipe español Felipe con Letizia, que nada pintaba en materia de títulos al llegar al altar y que salió de la iglesia convertida en princesa. Quienes algo de este acontecimiento atestiguamos gracias a la tele, pudimos ver a dos jóvenes enamorados que se miraban como tales mientras transcurría la liturgia de su ceremonia nupcial, en tanto que por esos días el otro príncipe, el inglés, tramitaba lo que había que tramitar para llevarse cuanto antes, más cerca de sí, a un mismo edificio, a la que le sorbe el seso, es decir a Camila Parker. Es decir que los ingleses pueden ser más prácticos, pero, no hay duda de que son menos, pero muchísimo menos románticos. Y aunque algunos comentarios madrileños callejeros fueron en el sentido de que el país no estaba para bodas, la verdad es que la mayoría la disfrutaba y en cuanto a las jovencitas todas hubieran querido ser la novia, según se veía y oía. Ojalá su inteligencia, que es mucha, le baste a la flamante princesa para salir adelante en su nueva posición y los medios de comunicación decidan darle la oportunidad que esta moderna Cenicienta se merece. De todas maneras, que nadie se sorprenda, pues podemos estar seguros de que el primer rey que hubo donde haya sido, antes de serlo ni siquiera sabía de qué iba la cosa.
M I É R C O L E S
Año por año, al entrar la primavera, que este año hace un buen rato que entró, Elvira y yo empezábamos a levantarnos una hora antes de lo acostumbrado en invierno. Esto para iniciar nuestras caminatas mañaneras que justifican el abandono de un lecho ya insoportable por el intenso calor que, desde que Dios amanece se manifiesta dispuesto a dar la guerra al ser humano.
Hasta hace poco, es decir, hasta el año pasado, tales caminatas merecían ese nombre, pues no sólo, efectivamente, en ellas caminábamos, nos permitíamos incluso el lujo de trotar y toda la cosa, pero, hoy, al menos estos primeros días, el sólo hecho de aguantar una hora poniendo un pie delante del otro ya parece una proeza. Y eso que yo fui caminador toda mi vida. Recuerdo que una vez en México mi hijo Pepe y yo, después de cenar en el centro nos fuimos hasta la plaza de Polanco que luce una estatua del Lincoln sentado, cerca de la cual vivía entonces Amparo mi cuñada. Ver aquel Lincoln y antojárseme uno igual para Torreón, todo fue uno. Nos se me hizo, pero el resultado de mis gestiones fue el busto que hoy vemos en Torreón Jardín, cerca de la iglesia.
J U E V E S
No sé dónde lo dijo, pero sí sé que Lawrence, el de “La Serpiente Emplumada”, el de “El Amante de Lady Chaterley”, “La Mujer Perdida” y esas cosas, alguna vez dijo: “Sólo hay dos cosas que llenen: la vida y el dinero. El dinero es un sustitutivo de la vida. Las preocupaciones y las luchas son para ganar dinero. Aunque sea difícil ganar dinero, es mucho más difícil vivir. Y, por lo mismo, hemos llegado a donde estamos. La vida ha sido sustituida por la lucha por el dinero.”
“La única necesidad permanente es el dinero. Se puede salir de casa con el cerebro vacío y el corazón destrozado, pero no se puede salir con el bolsillo vacío. Hay que tener dinero. Para vivir, para no ser sino una ruedecita en el engranaje, hay que tener dinero. Es la sola cosa necesaria. Y la sola acción de la que uno se puede vanagloriar legítimamente es ésta: ganar dinero. Ganarlo, hacerlo, sacarlo de la nada, del aire sutil, del perfume de las flores y de la luz de la luna. Y reírse de todo”.
“El dinero es como una especie de instinto. Ganar dinero es en algunos hombres como un don natural. El que tiene el don lo gana de cualquier manera. Todo es empezar. Pero una vez empezada la cosa ya va sola. Sólo hay que entrar en la danza. Desde fuera sólo se puede mirar. Para entrar hay que luchar, batirse, hacerse daño y hacerlo. Pero una vez dentro ya nada nos privará de ir ganando dinero”.
Lo que me hizo recordar lo dicho por Lawrence fueron los recién casados príncipes de Asturias. Porque, no sé si ustedes lo saben, pero, independientemente de ganarse el uno al otro, que entiendo que así lo toman ambos, ya juntos lo primero que hacen (bueno, probablemente lo segundo) es sacarse la lotería. ¡Cuatro millones de euros, nada de pesetas, ¡euros!, que no son babas de perico, con lo que pueden empezar, mejor que otros príncipes, su vida principesca.
V I E R N E S
A nuestro señor Gobernador ya le andaba por Villa de Fuentes donde los damnificados no sólo gritos de protesta le enviaron, también monedas y botellazos. Peor pudo haber sido, así que de todas maneras le dé gracias a Dios de no haber repetido el Diluvio, que también pudo haberlo hecho, pues para el Señor la cosa más pequeña lo mismo que la más grande todo es cuestión de un: ¡Hágase! Se dice que en aquel entonces toda la tierra quedó cubierta por el agua que caía de los cielos, otros dicen que las olas la cubrieron, o que la tierra se hundió, para el caso lo mismo dio. Si la catástrofe que recuerdan todos los pueblos, según cuenta Charles Berlitz, fue ocasionada por una colisión entre la tierra y un gigantesco meteorito o por cualquier otro acontecimiento capaz de sacudir la tierra sobre su eje o incluso de modificar en forma permanente su rotación, los océanos se habrían alzado en grandes marejadas, cubriendo temporalmente la mayor parte de las áreas de tierra. Que se dé pues nuestro Gobernador por afortunado al no pasar las cosas a mayores, pero, que también le diga al Alcalde Claudio Bres que no ponga en el futuro oídos de mercader a lo que le aconsejen y pidan que haga, oportunamente, sus gobernados.
S Á B A D O
Leónidas fue rey de Esparta, hacia el año 488 a. de J.C. Es históricamente famosa la defensa que hizo del Paso de las Termópilas, sólo con 300 espartanos y unos 5000 griegos de otras ciudades helénicas, contra un ejército enemigo poderoso, el de Jerjes. A última hora defendió el paso con 300 de Esparta, 400 tebanos y 700 tespios, que murieron todos. La cabeza de Leónidas fue enviada a Jerjes y su gesto pasó a la historia como ejemplo de heroísmo. Con este acto heroico consiguió retrasar el avance del enemigo, lo que permitió a los demás griegos agruparse. Se dice que en vísperas de la batalla un atalaya le anunció: Parece que ya tenemos encima a los persas, y Leónidas le contestó: Pues vais a ver cómo pronto los tenemos debajo. Y cuando un emisario de Jerjes le conminó a la rendición diciéndole que eran tantos que sus flechas oscurecerían el sol, Leónidas le contestó: Mejor; así combatiremos a la sombra.
Y D O M I N G O
En las cortes inglesas nadie tenía derecho a decir la verdad, salvo el bufón. (Recuérdese el bufón del rey Lear). El bufón era el principio de la realidad, del humor, de la ambigüedad. Pero en México hasta los bufones obedecen.- ENRIQUE KRAUZE