CASO PEÑOLES | LA PEQUEÑA TIENE 22 MICROGRAMOS DE PLOMO POR DECILITRO DE SANGRE
EL SIGLO DE TORREÓN
La hija de la familia Cárdenas Muñoz ha sido sometida a dos quelaciones
TORREÓN, COAH.- Perla Karina Cárdenas Muñoz, es una niña de nueve años de edad que ha sido sometida a dos quelaciones por los altos niveles de plomo detectados en su cuerpo y en la actualidad tiene todavía 22 microgramos de plomo por decilitro de sangre (mc/dl). Sus hermanos también padecen lo mismo pero sus padres no tienen recursos para cambiarse a otro lugar. Ellos viven en la colonia Primero de Mayo.
La niña parece que tiene seis o siete años, por su baja estatura y peso, se queja que le duelen los pies y sangra de la nariz. En una ocasión hubo necesidad de llevarla a la Cruz Roja, pues la hemorragia era muy fuerte.
Edgar Iván, un año mayor que Perla Karina, tenía 67 mc/dl cuando comenzó el Programa de Metales en 1999 y padece de constantes dolores de cabeza, huesos y piernas. ?Lo que me preocupa de mi hijo es que por la noche se sobresalta y no duerme bien. Ha estado en control pero de 25 microgramos ya no ha bajado?, dice la mamá, Irma Muñoz Mascorro.
Irma Patricia, de seis años, es también otra hermanita de Perla Karina que alcanzó 52 mc/dl, ahora tiene 14 y sufre los mismos síntomas que sus hermanos. A los pequeños les recetan hierro y vitaminas.
Irma Muñoz tiene nietos también, como el pequeño Sergio Alán, de un año dos meses de edad, 16 mc/dl, con anemia, bajas defensas y rinitis de tipo alérgico. En el Centro de Atención de Peñoles, sólo le dan un medicamento para la gripe que no le hacía efecto y tuvo que llevarlo al pediatra, quien le dijo que era consecuencia del plomo.
Fabiola Cárdenas, mamá de Sergio Alán, cuenta que acudió con Consuelo Maury de Santiago, jefa de la Unidad de Salud de Peñoles, ?pero me trató muy feo y me dijo que ahí no daban medicamento, que ese ya era mi problema, no suyo, porque lo que tenía el niño no era por el plomo?.
Otro de los problemas es que las madres de familia ya no creen en los estudios que hace Peñoles, pues los niveles bajan muy rápido, ?por obra de magia, yo creo?, dice Irma Muñoz, aunque los niños continúan con los mismos padecimientos.
?Si yo pudiera irme, me iba lo más lejos posible porque ya mis hijos están bien envenenados, pero no tenemos dinero. Mi esposo es albañil, no tiene trabajo de planta ni Seguro y aquí donde vivimos pagamos poco de renta, por eso no nos vamos a otro lado?, dice la mamá de los niños.
Irma siempre ha vivido en la colonia Primero de Mayo, ahí nacieron sus hijos y también sus nietos. Viven en una vecindad de la calle Francisco I. Madero No. 86, a unos 300 metros de la planta de refinación de Peñoles. A los fuertes olores del bióxido de azufre que emanan de la planta por las noches, ya se acostumbraron.
?Rebote?
Decenas de personas al servicio de Peñoles, trabajan en la limpieza de calles en las colonias aledañas a la planta y hasta un camión que aspira el polvo del suelo y techos, hace constantes recorridos, pero la contaminación no cede, según los propios vecinos.
Algunos de los niños que han sido quelados, regresan a la misma colonia y al poco tiempo sufren el ?rebote?, es decir, vuelven a subir los niveles de plomo.
La recomendación médica es que los pequeños afectados sean reubicados para no recaer, lo que implicaría cambiar a cientos o miles de familias de las colonias aledañas a la empresa metalúrgica, como la Primero de Mayo, Jesús María del Bosque, Luis Echeverría y Eduardo Guerra.