Se considera a la fiebre como un problema patológico cuando es superior a los 38 grados centígrados.
MEXICO, D.F., (SUN-AEE).- Una de las pocas cosas que preocupan tanto a una madre es la elevada temperatura. Pero se debe entender que se trata de un signo que nos advierte que algo anda mal. Con frecuencia es la llamada de atención sobre un mal infeccioso que puede derivar en un asunto grave.
Antes se acostumbraba tapar al máximo a quien sufría de fiebre, después la gente supo que era mejor atender la temperatura con paños humedecidos con agua fría y, en algunos casos, era bueno el baño.
Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) dicen que hay que estar atentos cuando se presenta una elevada calentura, pues es la respuesta inmunológica del organismo para defenderse de agentes infecciosos -virus y bacterias.
Explican que es una de las alertas que lanza el cuerpo, sobre todo ante cuestiones que afectan principalmente las vías respiratorias y gastrointestinales.
Sostienen que los infantes son los más afectados, en especial los menores de tres años de edad, y se considera a la fiebre como un problema patológico cuando es superior a los 38 grados centígrados.
Se trata de un asunto de cuidado, pues de no combatirse la calentura puede causar serios problemas de salud.
Cuidado con los niños.
Los médicos afirman que de cada 100 niños con fiebre, 80 la sufren debido a procesos infecciosos de tipo viral en vías respiratorias, que se incrementan en la época de frío y no requieren la administración de antibióticos, sólo medidas físicas para controlar el aumento de la temperatura, como son: no arroparlo demasiado, tenerlo en reposo y la toma de mucho líquido.
José Guillermo Vázquez González, pediatra infectólogo del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI, afirma que nunca se debe recurrir a baños con agua fría, alcohol o hielo ni a los remedios caseros agresivos que, "lejos de ayudar, son peligrosos para la salud, debido a que pueden sufrir de hipotermia por la súbita pérdida de calor corporal".
El paciente con fiebre tiene frío y la necesidad de cubrirse con más ropa o cobijas; la piel se torna pálida y la siente como de "gallina"; las extremidades se ponen frías, el tronco aumenta su temperatura, y sufre de dolor muscular y de cabeza. Además, padece de malestar general, respiración agitada y, de no controlarse o bajarla, puede causar crisis convulsivas.
Una vez que la fiebre cumple su cometido, matando los microorganismos invasores, el cerebro vuelve a ajustar el termostato. Entonces, el paciente empieza a destaparse porque siente mucho calor y sudor, la piel está enrojecida y caliente, dicen los expertos.
El doctor Vázquez González advierte que existen mitos y creencias falsas sobre la fiebre. Por ejemplo, que las altas temperaturas dañan al cerebro; que producen meningitis; que dejan secuelas auditivas y visuales. Algunas personas se la atribuyen a la dentición.
También se piensa que todo niño con temperatura necesita forzosamente de la administración de antibiótico. Y esto no es así, ya que la mayoría de los casos son de origen viral y sólo se requiere medidas generales.
Un consejo médico, es que al momento en que la madre detecte que su hijo tiene fiebre, tome medidas inmediatas como desarroparlo, bañarlo con agua tibia y, en caso de no mejorar y aumentar la sintomatología, llevarlo con su médico familiar, para descartar alguna infección de tipo bacteriano y determinar si el pequeño requiere o no de la administración de antibióticos.
Existen innumerables medicamentos que prometen bajar la temperatura en un santiamén, muchos funcionan, pero es bueno consultar a un médico sobre cuáles son los mejores y aquellos que pueden ser suministrados a los menores.
Muchas veces, la gente asume que un fármaco funciona igual para todo mundo. Se piensa que dando a un niño la mitad de una dosis recetada a un adulto lo aliviará; eso es falso.
Es necesario hacer un llamado al doctor de cabecera o acudir a consulta con el médico familiar.