14 de junio 2004.
(SUN-AEE).-Los consejos sobre no comer carne de cerdo son muchos, algunos tienen base real, sobre todo cuando se sabe que hay lugares donde las condiciones higiénicas no son buenas. Pero una cuestión que se desconoce es que además de sabrosa es sana.
La carne de este animal ha estado en la mesa del hombre desde tiempos inmemoriales; los griegos y los romanos la consideraban de abasto por excelencia. Es posible que ya supieran que el cerdo blanco tiene carne más magra y saludable.
Los especialistas en nutrición dicen que la carne de cerdo aporta una media de 18 o 20 gramos de proteína por cada 100 gramos. El contenido proteínico varía, según la especie y la edad del animal.
La grasa es un componente variable, pues depende de la especie, raza, sexo, edad, corte de la carne, pieza que se consuma y de la alimentación que ha tenido el animal.
La carne de cerdo contiene ácidos grasos saturados, poco saludables, ya que se relacionan directamente con el aumento de colesterol en sangre.
Pero también es rica en ácidos grasos monoinsaturados (grasa buena) y en proporción superior al resto de carnes. Además de que cerca del 70% de la grasa del cerdo está por debajo de la piel, por lo que, el carnicero o el propio consumidor puede eliminarla fácilmente.
Por su moderado contenido graso, debe ser tenida en cuenta cuando se trata de combatir la obesidad, problemas de patología cardiovasculares y alteraciones lipídicas (colesterol o triglicéridos elevados en sangre).
La carne magra de cerdo contiene una cantidad moderada de colesterol, entre 60 y 80 miligramos por 100 gramos de producto fresco.
En cuanto a minerales, en el producto porcino destacan el zinc, fósforo, sodio, potasio y el hierro, en forma de hierro, que se absorbe fácilmente. Las vísceras tienen más hierro, pero también más colesterol. La carne (tejido muscular), contiene de 40 a 70 miligramos de sodio en 100 gramos de producto fresco, frente a los 200 mg/100 g de la sangre, ingrediente principal de moronga y morcillas; lo que debe ser de ser considerado en caso de hipertensión arterial.
Esta carne no aporta vitaminas liposolubles, a excepción del hígado, rico en vitaminas A y D; pero es fuente importante de vitaminas del complejo B, excepto ácido fólico.
Tiene de 8 a 10 veces más tiamina o vitamina B1 que el resto de carnes y, por supuesto, vitamina B12, (sobre todo el hígado y el riñón), que no se encuentra disponible en alimentos vegetales.
Hay que tener en cuenta que esta carne se descompone con facilidad y cuando no pasa por el control sanitario puede contener cisticercos, por ello hay que tener cuidado.