ANCHORAGE, Alaska, EU (AP).-Los domadores de animales llevan más de un año sin ponerse de acuerdo: ¿tiene sentido trasladar al único elefante de Alaska lejos del único hogar que siempre tuvo?
Después de consultar a nueve expertos sobre elefantes en zoológicos y parques de Estados Unidos y Canadá, finalmente se tomó una decisión: Maggie se quedará.
La elefanta africana de 22 años de edad continuará viviendo en el Zoológico de Alaska en vez de ir a vivir a un clima cálido, pero se mejorarán sus condiciones de vida y se le suministrará un intenso programa de actividades, inclusive ejercicios físicos en una faja de andar. En otras palabras, dicen sus cuidadores, la vida de Maggie será muy entretenida con tanta distracción.
"Creemos que le debemos a Alaska el derecho a seguir siendo el hogar de Maggie. Tiene una tanda de admiradores. Toda la comunidad es su rebaño", comentó Anita Pritchard, miembro de la junta del zoológico que votó abrumadoramente a favor de que Maggie se quedara.
Maggie llegó al zoológico en 1983 cuando era un cachorro, después que su rebaño del Parque Nacional Kruger en Sudáfrica fue sacrificado. Vino a vivir junto a Annabelle, una elefanta asiática más extrovertida, nacida en la India en 1964.
La relación del Zoológico de Alaska con elefantes data de su inauguración en 1968. Annabelle fue la razón para que se construyera el zoológico, dijo su director Tex Edwards. Un comerciante mayorista la recibió como premio por vender la mayor cantidad de papel higiénico. El premio era opcional, 3.000 dólares o un elefantito.
"El hombre dijo que optáramos por el elefante", relata Edwards.
El cachorro fue criado en un establo aclimatado para caballos hasta que el zoológico estuvo listo para albergarlo.
Cuando Annabelle falleció a causa de una infección crónica en una pata en 1997, el asunto de la soledad de Maggie se puso sobre el tapete. El personal del zoológico se preguntaba si debería ser trasladada a un zoológico con otros paquidermos. La Asociación Estadounidense de Zoológicos recomienda que los elefantes hembras vivan en grupos de tres o más.
El comité del zoológico reflexionó sobre el asunto y consultó a los expertos, dijo Edwards. Los directivos incluso pensaron en trasladar a Maggie al Zoológico de Carolina del Norte, que tiene una extensión de 223 hectáreas.
Pero uno de los expertos tomó en consideración que Maggie estaba saludable y contenta donde se encontraba. Muchos de ellos pensaban que su situación no era la ideal pero que tampoco era buena idea trasladarla a otro lugar, particularmente si se tomaban en cuenta factores como el riesgo de embarcarla en un largo viaje y la aclimatación a su nuevo hogar.
A los expertos no les preocupaba el clima de Anchorage, donde las temperaturas pueden descender por debajo de los 30 grados centígrados en el invierno.
"Ninguno de ellos creía que el clima fuese un problema", dijo Edwards. "Estaban más preocupados por su calidad de vida y su nivel de actividad".
Con sus 4.137 kilogramos, Maggie podría perder algo de peso. Los encargados del zoológico realizan consultas con ingenieros y fabricantes sobre la posibilidad de construirle sus propios equipos de ejercicio.
"Los elefantes son semejantes a las personas. Pueden llevar una vida de total pereza y seguir comiendo lo mismo", comentó Edwards.