EL PAÍS
BAGDAD, IRAK.- Se asegura absoluta confidencialidad. Así que si usted tiene información sobre alguno de los iraquíes que Estados Unidos busca en relación con el depuesto régimen de Saddam Hussein o por sus presuntas vinculaciones con el terrorismo, puede hacerse una jugosa prima. No tiene más que llamar al 7784076 de Bagdad o enviar un correo electrónico a tips@orha.centcom.mil.
La Autoridad Provisional de la Coalición y su Fuerza Militar Conjunta anunciaron ayer un nuevo programa de recompensas en busca de pistas que les conduzcan hacia los probables instigadores de los ataques contra sus tropas y los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes.
El nuevo plan aumenta de forma significativa el importe de las recompensas fijadas hasta ahora. “Las bonificaciones se dividen en tres niveles”, anunció el general Mark Kimmitt, portavoz militar de la Coalición. El primero incluye a destacados miembros de lo que Kimmitt calificó de “lista negra”, que enumera a los 55 iraquíes más buscados por Estados Unidos y dio lugar a la ominosa baraja. La recompensa en estos casos es de un millón de dólares. Según los datos hechos públicos hasta ahora siguen en libertad 11 de los 55.
Sin embargo, la pieza más codiciada de esa relación, el lugarteniente de Saddam Izzat Ibrahim al Duri, tiene asignada una gratificación de diez millones de dólares. También se ofrece esa cantidad por el terrorista jordano Abu Musab al Zarkawi, condenado en su país en rebeldía por el asesinato de un ciudadano estadounidense. Además, hay una recompensa especial de un millón de dólares Mohamed Yunis al Ahmed al Moali, quien, según Kimmitt, “dirige varias células responsables de ataques contra las fuerzas de la Coalición”.
En el segundo nivel se ofrecen 200 mil dólares por antiguos miembros del Partido Baaz con responsabilidades regionales. Y en un tercero, 50 mil por cualquier otra persona que trabaje con células terroristas locales.
Por otra parte un comunicado militar, informó anoche que un obús de mortero norteamericano había causado la muerte de tres civiles, entre ellos una niña de diez años, en Tikrit. El proyectil cayó en el patio de una casa cercana a la base que las fuerzas estadounidenses en esa ciudad situada a 175 kilómetros al norte de Bagdad. El accidente no puede sino exacerbar los ánimos en ese feudo saddamista que se sitúa en uno de los vértices del triángulo suní. Los soldados disparan a diario varias andanadas de obuses desde su base al otro lado del Tigris como medida disuasoria contra los insurgentes.
Además, las tropas estadounidenses dieron muerte ayer a dos iraquíes que navegaban con sendas barcas cargadas de armas por el río Éufrates, a la altura de Ramadi, también en el triángulo suní. Con anterioridad, un portavoz militar anunció la muerte de un soldado estadounidense cerca de Mosul, al norte de Irak. La causa, una vez más, una bomba de fabricación casera que estalló al paso del convoy militar.