El ex gobernador de Coahuila y ex director de la paraestatal Petróleos Mexicanos, Rogelio Montemayor Seguy, está listo para regresar al país, ya que no corre riesgo alguno de pisar la cárcel; una jueza de Distrito le concedió el blindaje que impedirá su arresto: la tan deseada –y anticipada- suspensión definitiva contra la orden de aprehensión.
Es inminente, cuestión de días para cerrar el capítulo del autoexilio, ya que las autoridades estadounidenses no han intentado siquiera poner algún obstáculo a la solicitud de la defensa de Montemayor para que éste sea repatriado en forma voluntaria.
La interrogante inicial del porqué Rogelio Montemayor prefirió pasar unos días en una cárcel en Houston, cuando ya estaba muy avanzado el camino para llevar su proceso en México fuera de las rejas, quedó despejado. La estrategia legal de sus defensores resultó exitosa: será repatriado en forma voluntaria y no extraditado, para seguir su proceso en casa, junto a amigos y familiares, sin tener que poner un solo pie en prisión, ya que además los delitos de los que se le acusa no son considerados como graves.
Por lo pronto, el ex Mandatario coahuilense depositó una fianza por un millón de pesos que impedirá que se cumpla la orden de aprehensión en su contra, emitida por el Juzgado Décimo Tercero de Distrito de Procesos Penales Federales. El amparo está condicionado a que el ex funcionario se presente en un plazo de tres días hábiles ante el juez que lo requiere, José Luis Moya Flores, una vez que llegue a territorio mexicano, para que responda a los delitos de peculado y uso indebido de atribuciones y facultades.
El ex director de Pemex podrá enfrentar en libertad el juicio en su contra, por el presunto desvío multimillonario de recursos de la paraestatal –vía sindicato- hacia la campaña presidencial de Francisco Labastida Ochoa. Son las bondades de nuestro sistema.
