EFE
ISLAMABAD, PAKISTÁN.- Al menos quince personas resultaron muertas en el atentado suicida cometido ayer, en una mezquita shii de la ciudad paquistaní de Karachi, el último contra esta minoría musulmana en un país mayoritariamente suní.
El atentado se produjo a las 13:15 hora local, con la mezquita abarrotada de fieles durante la oración musulmana del viernes y causó, además, un centenar de heridos, de los que más de 20 se encuentran en estado crítico y se teme por su vida, informaron fuentes hospitalarias de Karachi.
Aftab Shaij, asesor del Ministerio del Interior paquistaní, confirmó que la explosión que destruyó parte del edificio de la mezquita y provocó el hundimiento de una sección del tejado, “fue un atentado llevado a cabo por un terrorista suicida”, que hizo estallar una bomba.
Shaij, que visitó el lugar poco después de los hechos, explicó que el suicida “se colocó en medio de los fieles que rezaban e hizo explotar la bomba entre la multitud”.
Numerosas ambulancias acudieron al lugar, dentro del complejo escolar Sind Madarasa tul Islam de Karachi, para evacuar a los heridos, mientras se declaraba el estado de emergencia en los hospitales locales, adonde se desplazaron centenares de familiares de las víctimas, que protagonizaron escenas de dolor en medio de una fuerte tensión.
En ese centro escolar oficial, situado en un barrio comercial de Karachi y que imparte educación a adolescentes de 12 a 18 años, hay dos mezquitas distintas, una para la comunidad suní y otra para la shii. Jóvenes shiies, a los que se unieron algunos suníes, atacaron a pedradas a los policías que rodeaban el lugar del atentado, a los que acusaron de no proteger la seguridad de la ciudad y dañaron varios vehículos.
El presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, condenó “con total rotundidad este malvado acto terrorista” e instruyó a las autoridades de Sind y de Islamabad para que ofrezcan toda la ayuda que esté en sus manos a los afectados.
Karachi, la mayor ciudad de Pakistán, capital económica y principal puerto del país, ha sido en los últimos años escenario de numerosos atentados de grupos terroristas islámicos.
La mayor parte de estos atentados, atribuidos a grupos radicales suníes, han afectado a la comunidad musulmana shii, que supone un 20 por ciento de los 145 millones de habitantes de Pakistán.
Los dos principales atentados contra los shiies en Pakistán en los últimos meses han tenido lugar en la ciudad occidental de Queta, cerca de la frontera con Afganistán, donde la comunidad shii representa un 40 por ciento de la población de la localidad.
En julio de 2003 murieron en Queta medio centenar de personas en un ataque con explosivos de varios terroristas suicidas contra una mezquita, y en marzo pasado, otras 40 fueron asesinadas por varios individuos que dispararon contra una procesión religiosa.
La violencia que enfrenta a grupos suníes y shiies en Pakistán desde hace prácticamente una década ha costado la vida a casi cinco mil personas, la gran mayoría de ellas de la confesión musulmana minoritaria.
En Karachi también han sido víctimas de algunos atentados la comunidad cristiana y residentes e intereses occidentales en la ciudad, todos ellos atribuidos a grupos terroristas integristas islámicos.
En mayo de 2002, once ingenieros franceses que trabajaban en la construcción de un submarino para la Armada de Pakistán resultaron muertos en un atentado con coche bomba contra el autobús en que viajaban en Karachi.
En junio de ese mismo año, 14 paquistaníes fallecieron en un atentado suicida en Karachi contra el consulado de Estados Unidos, un edificio que también ha sufrido otros ataques.
Las gasolineras de compañías occidentales y los restaurantes de cadenas de comida rápida estadounidense en Karachi también han padecido numerosos atentados.
