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Muchas preguntas quedan acerca de 'Janny'

LUIS ALBERTO MORALES CORTÉS

EL SIGLO DE TORREÓN

GÓMEZ PALACIO, DGO.- Con el hallazgo y retorno a casa de Alejandra Roque Ramírez, surgen muchas interrogantes... sólo ella tiene las respuestas. Su familia la recibió a las 12:45 horas en el aeropuerto de Torreón, la joven de 18 años estaba retraída, fatigada, sólo pronunció monosílabos.

“Tiene un trastorno psicológico, presenta una disociación que se da cuando se enfrenta a cierta conducta clara con los que considera le pueden hacer daño. Hay que revisar su comportamiento”, señala Roberto López Franco, psicólogo y master en comunicación.

Sobre el lenguaje corporal de “Janny”, en la fotografía publicada por El Siglo de Torreón, el académico de la Universidad Autónoma de Coahuila detecta en su expresión facial un alejamiento: “La posición de sus brazos al momento de ser abrazada por su padre, también refleja un distanciamiento”.

Para López Franco está claro que la joven no regresó por su voluntad, “es importante analizar cómo se desligó de su familia, no es normal que lo haga sólo con un recado, ahí es evidente la falla de comunicación”.

El también director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales analiza el lenguaje no verbal: “Llama la atención la negativa que da a su identidad y a su origen, al no querer revelar su nombre ni lugar de procedencia a la gente del Grupo Beta. Además decía que era hondureña, en realidad quería adoptar otra identidad”.

Una de las interrogantes obligadas es la ruta que tomó para llegar hasta la frontera sur, en Tapachula, Chiapas. Para López Franco hay otro punto importante, ¿Por qué negó a su familia? “Para que alguien niegue a su familia es porque ha tenido muchos problemas psicológicos”.

El catedrático fija una hipótesis sobre los padres de “Janny”: “dan la impresión de una familia amalgamada, apegada a su hija, donde cualquier alejamiento ocasiona desesperación, caos, angustia. Es probable que la familia tienda a cerrarse, que ya no quieran dar más información, buscarán crear una frontera de comunicación”.

El mismo leguaje corporal detectado en “Janny” para con sus padres se observa entre ellos mismos. Al entrar a una iglesia de la colonia Filadelfia, con la intención de agradecer a Dios el regreso de su hija, el matrimonio estaba separado, Carmen iba con otro familiar, Miguel Ángel desviaba su mirada.

En la conducta de Alejandra, el psicólogo detecta que en su hogar a la hora de los permisos o peticiones, no hay negociación, las decisiones son absolutas. “Por eso es probable que vuelva a suceder (una desaparición), la joven no estaba preocupada por la crisis sociológica que creó en la región”.

Respecto a una modificación en la psicosis colectiva presente en la región a raíz de las desapariciones, López Franco señala: La sociedad lagunera, en estos momentos de crisis, está expuesta a que situaciones que irritan, sean adoptadas como una forma hacer suyo un problema tan sensible como es la desaparición de los hijos. Ahora nos encontraremos en un momento de tranquilidad, la sociedad lagunera debe estar alerta, conductas como ésta se pueden repetir”.

“Gracias a Dios”

Desde temprana hora, familiares de Alejandra Roque Ramírez, llamada cariñosamente “Janny”, esperaban en el aeropuerto de Torreón la llegada de la joven acompañada de sus padres. Al cruzar la puerta de cristal, todos se abalanzaron para mostrar su afecto. Ella permanecía seria, inmutada.

La ruta estaba trazada, la familia se desplazó en cinco vehículos a la iglesia del Espíritu Santo, en la avenida Ingenieros de la colonia Filadelfia, ahí fueron recibidos por el padre Seferino Solero Olivas. Con una ofrenda en la mano “Janny” entró a la iglesia, su abuela, Guadalupe, entró de rodillas.

Entre diez y quince minutos tardó la familia en dar gracias a Dios. Al ser abordados por los medios de comunicación, Miguel Ángel Roque y Carmen Ramírez, prefirieron reservarse comentarios, estaban cansados y querían ir a casa.

Al salir de la iglesia la familia optó por cambiar de destino, nadie llegó a la finca marcada con el número 281 de la calle Ernesto Herrera, en la colonia Valle del Nazas, sólo compañeros de trabajo de Miguel Ángel hacían rondas; llevaban arreglos florales para dar la bienvenida a la joven.

Como se informó en su oportunidad, después de 32 días de haber abandonado su hogar, Alejandra se reencontró con sus padres en Tapachula, Chiapas, la tarde del miércoles primero de diciembre. La jovencita estaba en una estación migratoria y tenía intención de cruzar la frontera sur.

Para las autoridades de la Subprocuraduría de Justicia terminó oficialmente la investigación, la joven apareció aparentemente sana y salva, no hay delito que perseguir, “Janny” se fue de casa por su propia voluntad.

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