Pobladores de ciudades costeras, se están quedando sin agua y alimentos.
REAL, Filipinas, (Reuters).-Los rescatistas cavaban el miércoles con sus propias manos para encontrar sobrevivientes de los deslaves y las inundaciones que mataron a unas 600 personas en una parte del norte de Filipinas, que espera el impacto de un tifón en poco más de 24 horas.
Los residentes de las ciudades costeras, las más afectadas por las intensas lluvias de principios de semana, dijeron que se estaban quedando sin agua y alimentos.
En tanto los rescatistas eran obligados a llevar suministros a pie porque los caminos estaban cortados y el mal tiempo impedía el vuelo en helicópteros.
La presidenta Gloria Macapagal Arroyo ordenó una operación en todo el país contra la tala ilegal de árboles, que se supone agravó los deslaves, y ordenó a los funcionarios que hagan todo lo posible para proteger a las personas ante el próximo tifón.
"Se están acabando los suministros de agua y alimentos y el hedor de los cuerpos en descomposición nos está abrumando", dijo Ros Calma de 37 años, quien caminó ocho horas para salir de Real, una de las tres ciudades en la provincia de Quezón, al este de Manila.
"Nos preocupa que pueda estallar una epidemia", añadió.
El secretario de Interior, Angelo Reyes, dijo que podrían haber muerto unas 600 personas en los deslaves y las inundaciones que afectaron distintas área de la principal isla del norte, Luzon.
De acuerdo con los informes de la policía se había confirmado la muerte de 412 personas, 63 heridas y unas 177 estaban desaparecidas, dijo Reyes.
En Real, los rescatistas utilizaron palos y sus propias manos para buscar amigos y familiares que se habían refugiado en un gran edificio que luego colapsó.
Neri Amparo, una funcionaria en el Centro de Coordinación de Desastres Naturales, dijo que más de 70 personas fueron sepultadas vivas cuando bloques de roca arrastrados por los deslaves se impactaron contra el edificio.
"Hasta el momento, sólo se encontraron 25 cuerpos", dijo la funcionaria.
Entretanto, el servicio de meteorología dijo que el tifón Nanmadol, con vientos de 175 kilómetros por hora, estaba ganando fuerza y se esperaba que impactara la costa este de Filipinas tarde el jueves o el viernes.