EFE
KABUL, AFGANISTÁN.- Al menos dos mujeres murieron y más de una docena resultaron heridas ayer, en un atentado con explosivos contra un autobús en el que viajaba un equipo femenino encargado del registro del censo de votantes en la ciudad oriental afgana de Jalalabad, informaron las autoridades.
Un portavoz del Gobierno provincial de Nangarhar, cuya capital es Jalalabad, explicó que el autobús había recogido en una oficina de la ONU en la ciudad a las mujeres, para trasladarlas a los centros de inscripción de votantes para los comicios generales, que está previsto que se celebren en el país el próximo septiembre.
A la salida de Jalalabad, a unos 150 kilómetros al este de Kabul, en la carretera que lleva hacia la frontera con Pakistán, una fuerte explosión alcanzó al vehículo y causó la muerte de al menos dos de sus ocupantes, mientras entre los heridos, casi todos mujeres, hay alguno en “estado crítico”, agregó el portavoz.
Hasta el momento, las autoridades no han responsabilizado a ningún grupo del atentado, aunque han recordado que la organización ultraintegrista islámica Talibán pretende boicotear las elecciones, las primeras en la historia de Afganistán.
Los talibanes, que gobernaron en Kabul desde 1996 hasta su caída a finales de 2001, también prohibieron, durante sus cinco años en el poder, cualquier actividad pública y el trabajo a las mujeres.
La inseguridad y la falta de un censo suficiente y fiable, además de la escasez de fondos para organizar los comicios, son los tres principales factores que hacen temer a la ONU que las elecciones generales afganas, que debían haberse celebrado este mes de junio y fueron retrasadas a septiembre, tengan que ser aplazadas de nuevo.
El presidente afgano, Hamid Karzai, tras el registro de más de cuatro millones de votantes -un 35 por ciento de mujeres-, de los más de diez millones que se calcula que puede haber en Afganistán, insistió la semana pasada en que los comicios serán en septiembre.
Karzai ha pedido a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que, para combatir la inseguridad, aumente los efectivos y amplíe el territorio de actuación de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF), comandada por la Alianza Atlántica y con mandato de la ONU, que en la actualidad cuenta con unos seis mil 500 soldados de una treintena de países dedicados a la vigilancia de la región de Kabul.
